Carlos III y León XIV, el primer rezo conjunto de un rey británico y el Papa desde el cisma de Enrique VIII, hace casi 500 años
Casi 500 años después de que el cisma anglicano separara para siempre a la Iglesia católica de la Iglesia de Inglaterra, el Vaticano es este jueves escenario de un acontecimiento histórico que representa un importante acercamiento entre ambas. Y es que, este mediodía, por primera vez en al menos estos últimos cinco siglos, un Papa y un rey británico han rezado juntos. Lo han hecho León XIV y Carlos III nada menos que en la Capilla Sixtina del Vaticano, como acto central de la visita de Estado que hoy protagonizan el monarca y su esposa, la reina Camila, a la Santa Sede.
Las dos Iglesias se divorciaron en 1534, mediante el Acta de Supremacía que coronó la tortuosa crisis entre Enrique VIII y la Roma papal a cuenta del empeño del primero en que el Santo Padre le concediera la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón para poder unirse a Ana Bolena y tener con ella el ansiado hijo varón que la hija de los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, no le había dado. En vano resultaron todas las presiones de Enrique VIII, ya que el Papa Clemente VII se negó a tal exigencia, entre otras razones para no ofender al emperador Carlos V, sobrino de la en todos los sentidos muy regia Catalina.
Carlos y Camila, a su llegada al Vaticano.Afp
Hoy, un sucesor en el Trono de Londres de aquel Enrique, Carlos III, vuelve a demostrar que una de sus mayores preocupaciones como rey es el diálogo y el acercamiento interreligioso, de lo que viene dando sobradas muestras desde su proclamación, y escribirá sin duda una página más para la Historia al participar en un servicio ecuménico especial, oficiado conjuntamente por el Papa y por el arzobispo de York, Stephen Cottrell.
Efectivos de la Guardia Suiza, preparados para recibir con honores a los reyes británicos.Afp
Bajo el majestuoso techo pintado por Miguel Ángel, y en la misma capilla en la que el pasado 8 de mayo fue elegido León XIV, apenas unos días después de la muerte de Francisco, el rezo de reconciliación entre las dos Iglesias ha sido una loa a la creación y una apelación a la conservación de la naturaleza, otro asunto que ocupa muy especialmente al soberano del Reino Unido.
Imagen del servicio ecuménico especial en la Capilla Sixtina.Efe
Todo se ha preparado cuidadosamente y con mucho simbolismo. Y, para resaltar la armonía de las dos comunidades religiosas, en el servicio especial han sumado sus voces los miembros del Coro de la Capilla Sixtina, del de la Capilla de San Jorge y del de la Capilla Real del Palacio de St. James.
Muerte del Papa Francisco
La visita al máximo nivel de Carlos y Camila a la Santa Sede estaba programada para el pasado abril, en pleno año jubilar, coincidiendo en la fecha con el viaje de Estado que los reyes hicieron a la República italiana. Pero la frágil salud del todavía Papa Francisco impidió que se llevase a cabo. Y, con todo, el Pontífice tuvo un gran gesto con ellos y les recibió en una audiencia privada aquellos días, muy poco antes de fallecer. Al funeral que reunió a mandatarios de todo el mundo asistió el príncipe Guillermo en representación de la Corona británica.
Hoy Carlos y Camila vuelven ya sí en visita de Estado, con toda la pompa y el ceremonial que merece la ocasión. La apretada agenda ha arrancado minutos antes de las 11 de la mañana con el recibimiento oficial de los monarcas británicos en el Patio de San Dámaso, al que la pareja real ha accedido en coche oficial tras atravesar el icónico Arco de las Campanas. Camila va ataviada de riguroso negro, como marca el protocolo, ya que al no ser una soberana católica no tiene el privilegio de blanco, del que sí pueden hacer uso reinas como Doña Letizia. En el Patio, Carlos III y su consorte han saludado a las autoridades de la Santa Sede, y también a los gentilhombres, encabezados por Hugo Windisch-Graetz - jefe de la casa principesca austriaca de Windisch-Graetz y muy conocido en España por ser el marido de la princesa Sofía de Habsburgo-. Y después han escuchado el himno británico, como corresponde a la ocasión.
A continuación, el Pontífice, en este caso en calidad de jefe de Estado de la Santa Sede, que lo es además de cabeza de la Iglesia católica, ha mantenido una primera audiencia con los reyes en la Biblioteca privada del Vaticano, en la que se ha producido el intercambio de regalos entre las delegaciones.
El servicio religioso en la Capilla Sixtina ha comenzado a las 12:10, después de que Carlos III mantuviera otros encuentros, como el obligado con el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, y por su parte la reina Camila visitara la Capilla Paulina.
De la extraordinaria importancia que el Gobierno británico concede a esta visita -no se olvide el interés de Downing Street en estrechar al máximo relaciones con la Santa Sede, cuya labor diplomática se antoja fundamental en la mediación de tantos conflictos en el globo-, da cuenta la delegación que acompaña a los reyes. La ministra de Asuntos Exteriores, Yvette Cooper, ha sido la encargada de una lectura durante el servicio religioso especial, la de un versículo bíblico de la Carta a los Romanos, escrita por San Pablo.
Concluido el oficio religioso que tanta expectación despertaba, el Papa y Carlos III se han reunido con numerosos representantes de organizaciones dedicadas al cuidado del medio ambiente, incluidos miembros de Naciones Unidas, en el evento de mayor tinte político de esta visita de Estado.
Homenaje en San Pablo Extramuros
Y, ya a primera hora de la tarde, se ha vivido otro momento muy especial para el actual jefe de los Windsor. Carlos y Camila se han desplazado hasta la Basílica de San Pablo Extramuros -una de las cuatro basílicas papales, junto con San Pedro, San Juan de Letrán y Santa María la Mayor-. A unos nueve kilómetros del Vaticano, todo el complejo tiene estatus de territorialidad de la Santa Sede desde la firma del Tratado de Letrán con Italia en 1929. Y la abadía benedictina anexa a la basílica estuvo muy vinculada a la Monarquía británica hasta el cisma de Enrique VIII. Hoy Carlos III también enmienda eso y desde ahora San Pablo Extramuros volverá a ser un lugar muy ligado a los Windsor.
Carlos III, en la Basílica de San Pablo Extramuros, este jueves.Afp
Porque el rey ha recibido el título honorífico de Hermano Real de San Pablo, y se ha construido una silla especial con el escudo de armas del monarca para que se sentara hoy, y que se ubicará desde ahora en el ábside de la abadía, a disposición perpetua de los sucesores del soberano británico.
Carlos III y Camila han bajado las escaleras hasta el lugar donde se encuentra la tumba de San Pablo, exhibiendo una profunda emoción, y han dedicado un momento de calma y oración en un lugar tan emblemático para las raíces de la fe cristiana. La reina, ya fuera del Vaticano, ha sustituido su vestuario negro por otro ya de color blanco de su modista de cabecera, Anna Valentine. Lo que Camila no ha podido evitar son las muchas críticas que ha recibido el horrible tocado de Philip Treacy, una corona con hojas negras y velo largo, con el que por la mañana se había presentado ante el Santo Padre.
La Basílica de San Pablo Extramuros está levantada sobre el lugar donde se cree que murió el santo. Los monjes misioneros enviados por Roma a Inglaterra a partir del siglo VI lograron que varios reyes sajones contribuyeran al mantenimiento de las tumbas de los apóstoles en Roma, de lo que nació una tradición por la que los monarcas británicos se convirtieron en protectores de esta imponente basílica, hasta el punto de que el escudo del templo tiene incorporada la insignia de la Orden de la Jarretera, la más importe de las órdenes de las que es soberano el monarca del Reino Unido.
Isabel II y Felipe de Edimburgo, en audiencia en el Vaticano con Juan XXIII, en 1961.Getty
Los lazos entre Buckingham y San Pablo Extramuros se rompieron en el siglo XVI, pero desde hoy nuevos lazos vuelven a atarse.
La visita de Carlos III y Camila marca, como decimos, un punto de inflexión muy importante en la reconciliación entre la Iglesia católica y la Iglesia de Inglaterra. Y supone un avance definitivo en la normalización de relaciones entre Londres y la Santa Sede.
Tras la estela de Isabel II
La madre del actual monarca, Isabel II, a lo largo de sus 70 años de reinado ya dio pasos trascendentales en el acercamiento a Roma, aunque en ninguna de sus visitas al Vaticano se pensó en un gesto de tanto calado como el de un rezo compartido con el Papa. La añorada soberana hizo su primera visita oficial a la Santa Sede en 1961, con el Papa Juan XXIII como anfitrión. Aquel fue un encuentro muy cordial, al que también se etiquetó de histórico por lo que entonces supuso de ruptura de muros. Pero conviene recordar que aquel viaje necesitó mucho trabajo previo de los fontaneros diplomáticos de las dos partes, y que Isabel II sólo pudo pisar el Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano en calidad de reina y jefa de Estado, sin que fuera recibida como Defensora de la Fe, que es otro de sus títulos, ya que el Papa no la reconocía como cabeza de la Iglesia.
Y, antes que ella, también en el siglo XX, había habido dos tímidos precedentes por parte de la Monarquía británica en el deshielo con el Papado. En 1903, el rey Eduardo VII fue recibido en audiencia por León XIII, si bien se trató sólo de un encuentro de carácter privado. Dos décadas después, en 1923, Jorge V y María de Teck acudieron al Vaticano para entrevistarse con Pío XI, en el marco de una visita de Estado a la Italia en la que entonces reinaban Víctor Manuel III y la reina Elena. Aquello se tildó de audiencia de cortesía, digamos que de naturaleza semioficial.
Este 23 de octubre quedará, por tanto, como el día en el que un Papa y un rey británico rezaron juntos y demostraron que a católicos y anglicanos les unen más cosas que las que les separan.




