Descubrimiento histórico: un virus que porta el 90% de la humanidad es el responsable del Lupus
La causa del lupus eritematoso sistémico, una enfermedad autoinmune crónica, parece ser uno de los patógenos más infecciosos y extendidos: el virus de Epstein-Barr (EBV), responsable de la mononucleosis. Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Stanford ha demostrado esta relación y, finalmente, ha resuelto un misterio que se prolongaba desde hace décadas.
Los investigadores descubrieron que el virus puede provocar que un pequeño grupo de células inmunitarias se descontrole y lance un ataque autoinmune contra los tejidos del cuerpo. El estudio, publicado en Science Translational Medicine, sugiere que los hallazgos podrían allanar el camino para el desarrollo de nuevos tratamientos revolucionarios. "Este es el descubrimiento más significativo que ha surgido de mi laboratorio en toda mi carrera. Creemos que se aplica al 100% de los casos de lupus", comentó el autor principal, William Robinson.
¿Qué provoca el lupus eritematoso sistémico?
Se calcula que alrededor de cinco millones de personas en el mundo padecen lupus eritematoso sistémico, una enfermedad autoinmune crónica en la que el sistema inmunitario, en lugar de proteger al cuerpo, ataca sus propias células. Esto puede dañar distintos órganos y tejidos, como la piel, las articulaciones, los riñones o el corazón, y provocar síntomas muy variados de una persona a otra. Por ahora, no existe una cura, aunque los tratamientos disponibles pueden ayudar a controlar los brotes y frenar el avance de la enfermedad.
El virus de Epstein-Barr (EBV), perteneciente a la familia de los herpes, se transmite principalmente a través de la saliva y suele adquirirse durante la infancia o la adolescencia. Es el causante de la mononucleosis, también conocida como "la enfermedad del beso". Según el investigador William Robinson, "prácticamente la única forma de no contraer el EBV es vivir en una burbuja. Si has llevado una vida normal, las probabilidades de haberlo contraído son altísimas". Una vez que el virus infecta el organismo, permanece de por vida: su material genético se integra en el núcleo de ciertas células del sistema inmunitario, en especial los linfocitos B, y queda ahí de forma latente, es decir, inactiva.
Aunque casi todas las personas son portadoras del EBV, este solo se encuentra en una pequeña fracción de los linfocitos B. Por eso, durante mucho tiempo fue muy difícil para los científicos identificar cuáles de estas células estaban infectadas. En el nuevo estudio, los investigadores desarrollaron una técnica de secuenciación muy precisa que les permitió analizar las diferencias entre los linfocitos B de 11 pacientes con lupus y los de 10 personas sanas. Descubrieron que, en los participantes del grupo de control, menos de una de cada 10,000 células tenía el virus en estado latente. En cambio, en los pacientes con lupus, aproximadamente una de cada 400 células estaba infectada, es decir, unas 25 veces más.
La proteína EBNA2
A pesar de que el virus de Epstein-Barr (EBV) permanece casi completamente inactivo en el organismo, los autores del estudio explican que, en ocasiones, el virus se activa y estimula a la célula B para que produzca una única proteína viral llamada EBNA2. Esta proteína actúa como un interruptor molecular que activa varios genes dentro del genoma de la célula, haciéndola hiperactiva.
En ese momento, los linfocitos B, las células del sistema inmunitario que se vuelven especialmente inflamatorias, no solo atacan componentes del propio cuerpo, sino que además activan a otras células inmunitarias llamadas linfocitos T auxiliares. Estas, a su vez, reclutan a más linfocitos B y a linfocitos T "asesinos", creando una especie de efecto dominó que amplifica la respuesta autoinmune. "Cuando este ejército se fortalece, ya no importa si algunos de los linfocitos B recién reclutados están infectados o no con el virus. Si son suficientes, el resultado es un ataque de lupus", explican los investigadores.
El siguiente paso será comprender por qué, si alrededor del 95% de las personas portamos el virus de Epstein-Barr en estado latente, solo algunas desarrollan enfermedades autoinmunes como el lupus. Además, si los resultados se confirman, podrían abrir la puerta a ensayos clínicos para una vacuna contra el EBV. Según los autores, esta vacuna debería aplicarse justo después del nacimiento para ser efectiva, ya que no podría eliminar el virus una vez que la infección se ha establecido.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.
