El Congreso de EEUU publica correos electrónicos de Epstein sobre Trump: "[La víctima] pasó horas en mi casa con él"
Jefrrey Epstein está de vuelta en el circuito político norteamericano. Tras unas semanas en las que la atención mediática se había redirigido a otros temas, desde el bombardeo de lanchas en el Caribe a las elecciones en Nueva York, el Partido Demócrata ha devuelto el caso del financiero pederasta a la primera línea publicando una serie de correctos electrónicos de Epstein de entre 2011 y 2019, en los que habla con otras personas de su relación con Trump y de las víctimas, mujeres jóvenes que proporcionaba para servicios sexuales, o de posibles estrategias para beneficiarse si Trump acababa convertido en presidente de Estados Unidos ya que tenía "una deuda" con él.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha asegurado horas después que los demócratas habían "filtrado selectivamente correos electrónicos a los medios liberales para crear una narrativa falsa con el fin de difamar al presidente Trump (...) son intentos malintencionados de desviar la atención de los logros históricos del presidente Trump, y cualquier estadounidense con sentido común ve claramente este engaño y esta maniobra para impedir la reapertura del Gobierno", ha añadido.
Todo ello aparece en una serie de correos electrónicos recientemente obtenidos y publicados este miércoles por el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes por los miembros del partido de la oposición. Los encargados del legado y la gestión del patrimonio de Epstein han entregado cerca de 23.000 documentos al Congreso, según ha explicado el congresista Robert García, de California. Entre ellos se incluye correspondencia entre Epstein y su ex novia y socia Ghislaine Maxwell, quien cumple una condena de 20 años de prisión por su participación en la red de tráfico sexual de Epstein. Y con quien el Departamento de Justicia de Trump está colaborando ahora intentando que exonere al presidente. Maxwell, que se ha reunido durante horas a puerta cerrada con el número dos de Justicia, y ha conseguido ser trasladada a una prisión de mínima seguridad, a pesar de lo duro de su condena, tras quedar probado que le facilitaba las mujeres, a veces menores de edad, a Epstein.
Hasta la fecha no se ha demostrado que Trump cometiera ninguna ilegalidad o que participara en las fiestas sexuales de Epstein con menores, algo que ha sido desde hace años una de las obsesiones del universo Make America Great Again (MAGA), fundado por Trump. Porque creen, o creían, que los demócratas, y en especial Bill Clinton, habían cometido todo tipo de crímenes y que hay una enorme conspiración para ocultarlo y protegerlos. Una conspiración que implicó el asesinato de Epstein en prisión, probablemente con la colaboración de servicios de inteligencia extranjeros.
El movimiento MAGA daba por hecho que con Trump en el poder se sabría todo. De hecho, el director del FBI y su segundo eran dos de los grandes profetas de esas conspiraciones. Pero todo cambió con la llegada de Trump. El presidente y su equipo han dicho que no hay nada, que ni existen listas de clientes de Epstein y de gente presuntamente extorsionada por él y Maxwell. Que hablar del tema es una pérdida de tiempo y que debe cesar inmediatamente. Pero esa posición, claro, ha provocado lo contrario, aún más interés, para desesperación y furia de Trump.
Los e-mails de esta tanda no prueban nada concreto, pero añaden combustible. El presidente lleva meses, años, quitando hierro a su relación con Epstein, diciendo que hace lustros que se rompió, que no eran amigos ni habían hecho cosas juntos. A pesar de las numerosas fotos de ambos en fiestas. O de que se haya publicado un dibujo erótico que Trump le regaló en forma de viñeta a Epstein por su cumpleaños, algo que él ha negado que ocurriera. Lo hizo antes de que se publicara la imagen y lo mantiene ahora, diciendo que no es su firma ni su dedicatoria. Y que él no hacía dibujitos, aunque hay numerosos ejemplos de esbozos que él hizo en otras ocasiones para fines benéficos. En 2002, Trump le dijo a la revista New York Magazine: "Conozco a Jeff desde hace 15 años. Un tipo estupendo. Es muy divertido estar con él. Incluso se dice que le gustan las mujeres guapas tanto como a mí, y muchas de ellas son bastante jóvenes".
En un correo electrónico de 2011, Epstein le escribió a su principal colaboradora, que está ahora mismo en prisión: "Quiero que te des cuenta de que ese perro que no ha ladrado es Trump. [La víctima] pasó horas en mi casa con él; nunca se le mencionó". A lo que Maxwell respondió: "He estado pensando en eso". La parte clave es la que sale censurada en negro en los correos, y que oculta el nombre de la víctima que presuntamente pasó horas con el futuro presidente. Los republicanos del Comité que ha difundido el material han identificado a la víctima, confirmando que se trata Virginia Giuffre, quien se suicidó en abril de este año. ¿Por qué lo han hecho? Porque en 2016, durante un juicio, se le preguntó a Giuffre si Trump había presenciado el abuso sexual de menores en la casa de Epstein, a lo que ella respondió: "No creo que Donald Trump haya participado en nada", dijo entonces..
En otro correo electrónico enviado al escritor Michael Wolff el 31 de enero de 2019, Epstein menciona expresamente el club que el ya entonces presidente tenía cerca de su residencia de Florida, en Mar-a-Lago: "Trump dijo que me pidió que renunciara, aunque nunca fui miembro. Por supuesto que sabía de las chicas, ya que le pidió a Ghislaine que parara", dice el texto.
Wolff es un periodista conocido que ha publicado biografías de gente poderosa, como Rupert Murdoch, y ensayos sobre la primera presidencia de Trump. Además, Wolff ha asegurado que tiene más de 100 horas de entrevistas con Epstein grabadas a lo largo de los años. Y sale en muchos más correos asesorando al financiero en su estrategia hacia el futuro presidente, proponiendo en ocasiones que se distanciara para ganar credibilidad.
El tercer mail, también entre Wolff y Epstein en 2015, cuando Trump estaba entrando en política y peleaba por ganar las primarias del Partido Republicano, menciona la posibilidad de que la cadena CNN estuviera investigando las relaciones del millonario pederasta y que tuviera previsto preguntarle a Trump sobre su relación. La misma noche del correo, la CNN organizó el quinto debate en esa campaña, pero al final optó por no sacar el tema.
En su respuesta a Wolff, Epstein pregunta: "Si pudiéramos prepararle una respuesta, ¿cuál crees que debería ser?". A lo que Wolff sugiere que Trump "se apañe solo". Y que "si él dice que no ha estado en el avión ni en la casa, eso te da una valiosa ventaja en relaciones públicas y capital político. Puedes perjudicarlo de una manera que potencialmente te beneficie o, si realmente parece que podría ganar [las primarias], podrías salvarlo generando una deuda. También es posible que simplemente diga: 'Jeffrey es un gran tipo y víctima de la corrección política, algo que en mi Presidencia no tendrá cabida'", termina el mensaje.
Esto es hablan de cómo si Trump niega su vínculo o asegura que nunca viajó en el avión de Epstein (a pesar de que en los registros aparece media docena de veces) o no fue a su isla caribeña, y el financiero no lo desmiente públicamente, lo que le daría una poderosa baza, un favor que cobrarse si Trump hipotéticamente acabara en la Casa Blanca. Como acabó ocurriendo.
En esas conversaciones grabadas por Wolff en 2017, Jeffrey Epstein se describía a sí mismo como el "amigo más cercano" de Donald Trump durante una década y afirmaba tener conocimiento íntimo de sus gustos sexuales, incluyendo haber engañado a sus mejores amigos. El financiero presumía de su cercanía con Trump y su ahora esposa Melania, afirmando incluso que "la primera vez que se acostó con ella fue en mi avión", apodado de forma explícita el Lolita Express.