El misterio del ajolote 'invisible' de Xochimilco: el censo no halló ninguno, pero la ciencia prueba que siguen ahí

Aug 15, 2025 - 12:00
El misterio del ajolote 'invisible' de Xochimilco: el censo no halló ninguno, pero la ciencia prueba que siguen ahí

El primer censo de ajolotes en Xochimilco en más de una década arrojó un resultado devastador: cero ejemplares capturados mediante métodos tradicionales de pesca. Sin embargo, esta cifra no cuenta toda la historia. Por primera vez en un estudio de esta magnitud, el equipo del Doctor en Ecología Luis Zambrano aplicó el análisis de ADN ambiental (eDNA). Una metodología que permite detectar rastros moleculares microscópicos que los organismos dejan en el agua mientras viven, como una huella genética invisible.

Los resultados del Laboratorio de Restauración Ecológica de la UNAM fueron contundentes: el código genético del Ambystoma mexicanum fue detectado en las aguas de los canales, confirmando que una población de ajolotes —aunque extremadamente reducida y esquiva— aún sobrevive en Xochimilco. El análisis de ADN se basó en trabajos previos realizados por la University College London en colaboración con la UNAM, los cuales encontraron trazas de ajolotes dentro de los refugios, demostrando que pueden sobrevivir en estos sitios.

El censo se realizó en 115 puntos dentro del Área Natural Protegida de Xochimilco — una zona de 2522 hectreas declarada...

El censo se realizó en 115 puntos dentro del Área Natural Protegida de Xochimilco — una zona de 2,522 hectáreas declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO. Martin Itvan

El censo se realizó en 115 puntos dentro del Área Natural Protegida de Xochimilco — una zona de 2,522 hectáreas declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO, entrelazada por canales e islas agrícolas conocidas como chinampas.

Los datos del ADN ambiental revelan un patrón revelador: funcionan como un mapa que muestra dónde persiste la vida. Las señales genéticas positivas no aparecieron al azar, sino únicamente en canales específicos que conservan mejor calidad de agua y abundante flora y fauna nativa. Estos sitios actúan como refugios de supervivencia, confirmando que los ajolotes solo logran subsistir donde el ecosistema de Xochimilco no está tan contaminado.

"Los resultados confirman lo que temíamos: la perturbación del hábitat está llevando al ajolote al borde de su extinción", explica el Dr. Luis Zambrano. Los números son dramáticos: de 6,000 individuos por kilómetro cuadrado en 1998, la población se desplomó a apenas 36 en 2014. El cero actual en las redes de pesca representa la culminación de este colapso.

El primer censo de ajolotes en Xochimilco en ms de una dcada arrojó un resultado devastador cero ejemplares capturados...

El primer censo de ajolotes en Xochimilco en más de una década arrojó un resultado devastador: cero ejemplares capturados mediante métodos tradicionales de pesca. Martín Itvan

Luis Zambrano comenzó a trabajar por los ajolotes hace más de dos décadas, en 2002. “La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) nos preguntó cuántos ajolotes había en Xochimilco. Yo asumí que la tarea iba a ser fácil, pero no fue así. Logramos hacer un análisis y llegamos a la conclusión de que había 1,000 por kilómetro cuadrado. Pero, en ese entonces, nadie había hecho un análisis, salvo la doctora Virginia Graue, quien contabilizó, en 1998, unos 6,000 ajolotes por kilómetro cuadrado. Entonces, decidí hacer un análisis de matrices de viabilidad poblacional, y vimos que la población iba a la extinción”, resume el fundador del Laboratorio de Restauración Ecológica del Instituto de Biología.

Zambrano y su equipo lograron, después de algunos otros años, descubrir las tres causas principales de su extinción: la primera fue la introducción de carpas y tilapias, que se volvieron rápidamente plagas, pues se prohibió la pesca en Xochimilco (las carpas se comen los huevos de los ajolotes y las tilapias a los juveniles, demás, compiten por su alimento ya cuando son adultos). El segundo problema es la contaminación. Hicieron un análisis de la contaminación del agua y se dieron cuenta de que los anfibios prefieren lugares donde la calidad del agua es mejor. El tercero es el estrés que les causamos los seres humanos, sobre todo por el ruido y la luz. Cuando se estresan, se enferman muy rápido, y si se enferman se mueren también muy rápido.

Luis Zambrano comenzó a trabajar por los ajolotes hace ms de dos dcadas en 2002.

Luis Zambrano comenzó a trabajar por los ajolotes hace más de dos décadas, en 2002. José Carlos Martínez

"En general, la calidad del agua ha empeorado. Por ejemplo, cada vez que las chinampas se transforman para la producción extensiva de flores, se utilizan más pesticidas. No se hace un seguimiento cuantitativo y puntual de la calidad del agua en todos los puntos de Xochimilco, por lo que no sabemos exactamente cuál es la calidad en cada lugar”, explica la Maestra en Ciencias Vania Mendoza Solís, codirectora del censo.

Recuperando el hábitat

Si no se puede salvar al ajolote sin su hábitat, la solución es restaurar el hábitat. Aquí es donde el proyecto escala de la simple conservación a la bioingeniería. La propuesta es un sistema innovador conocido como Proyecto Chinampa-Refugio, una simbiosis entre la ciencia de la conservación y las técnicas agrícolas ancestrales.

“Ya que encontramos estas tres razones, comenzamos con el Proyecto Chinampa-Refugio. Los ajolotes han vivido ahí por 1,500 años con los chinamperos; algo estaban haciendo bien ellos y comenzamos a hacerlo mal a mediados del siglo pasado. Aprovechando que las chinampas son rectangulares y que Xochimilco es un laberinto de canales, pusimos una barrera que filtraba el agua y que evitaba que entraran las carpas; en todo el canal se mejora la calidad del agua, y se evita que entren las especies invasoras, mientras que el chinampero evita que se vaya urbanizando la zona, lo que es una maravilla, pues la chinampería no es ruidosa, ni genera luz”, explica Zambrano.

Desarrollado por la UNAM y apoyado por Conservación Internacional, el modelo es un hack elegante. Se instalan biofiltros —barreras hechas de madera, grava y plantas nativas— en la entrada de los canales. Estos no solo actúan como una barrera física que bloquea el paso de las especies invasoras, sino que también mejoran activamente la calidad del agua. El resultado es la creación de santuarios, zonas seguras donde el ecosistema nativo puede reiniciarse. Dentro de estos refugios, especies como los acociles y peces como el mexcalpique están regresando, y es precisamente ahí donde el eDNA del ajolote aparece.

El misterio del ajolote 'invisible' de Xochimilco el censo no halló ninguno pero la ciencia prueba que siguen ahí

El programa del Laboratorio de Restauración Ecológica y el LANCIS (Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad) hacen mediciones puntuales cada mes en los lugares donde se encuentran las chinampas-refugio y fuera de ellas para comparar.

“La calidad del agua es mucho peor en lugares donde no hay una chinampa-refugio. El seguimiento muestra una diferencia significativa en cuanto a presencia de algunos contaminantes y microorganismos. Esto es clave, porque al ser chinampas con vocación de producción de alimentos, queremos asegurar que el agua de riego no contenga microorganismos dañinos para el humano”, explica Vania Mendoza.

Por otro lado, los ajolotes son especies indicadoras. Son muy sensibles a la calidad del agua, a la cantidad de oxígeno disuelto y a los cambios de temperatura. “Si encontramos ajolotes, o incluso renacuajos de otras especies de anfibios, en zonas preservadas, eso nos habla de la buena calidad del agua. Y dentro de las chinampas-refugio siempre encontramos ranas o renacuajos, lo que indica directamente una mejor calidad del agua dentro de los refugios que fuera”, dice Mendoza.

Actualmente hay 21 chinampasrefugio activas en Xochimilco.

Actualmente hay 21 chinampas-refugio activas en Xochimilco. Werner Forman/Getty Images

"Restaurar Xochimilco no es solo un tema científico —se trata de reflexionar cómo vivimos en las ciudades y del poco espacio que dejamos para que la naturaleza prospere", comenta la Dra. Esther Quintero, Directora Técnica de Conservación Internacional-México.

Actualmente hay 21 chinampas-refugio activas, pero el potencial es sistémico. Un Xochimilco restaurado no solo es el único futuro posible para el ajolote; es una pieza crítica de infraestructura verde para la Ciudad de México, capaz de regular el clima local y producir hasta una cuarta parte de las hortalizas de la metrópoli.

Hace 10 años comenzaron con los experimentos en los refugios, exploraron con las plantas, con algunos ejemplares, con distintos filtros, a la par que ofrecían soluciones a los chinamperos, para que eviten usar agroquímicos, y en su lugar usen compostas, y abrir mercado para que los agricultores puedan vender sus productos. “Trabajamos con los chinamperos, restauranteros y vecinos de Xochimilco para restaurar no solo la parte biológica, sino la parte socioeconómica en una ciudad de 20 millones de habitantes que quiere los resultados rápidos, con un gobierno que lo último que le interesa es el medio ambiente”, dice el doctor en Ecología.

Ajolote rosa sonriendo.

La primera fase del censo más reciente ofrece un panorama crítico que servirá como base para futuros esfuerzos de restauración del ecosistema. Fotografía: Iva Dimova/ Getty Images

Pero, también hacía falta que la sociedad se diera cuenta del problema. “La gente no tiene la liga entre el ajolote, que está en el billete y se volvió famosísimo internacionalmente, con que vive en Xochimilco. Entonces, ve al ajolote muy bonito y cuando visita los canales de Xochimilco va a emborracharse, lleva a la tía por las quesadillas, y a jugar a las canchas de futbol. La gente se va a orinar directamente al hábitat del ajolote", explica Luis Zambrano, quien se preguntaba cómo unir semánticamente a Xochimilco con el anfibio en peligro de extinción. Y encontró una solución: una campaña para adoptar virtualmente a los ajolotes.

El censo servirá como base para futuros esfuerzos de conservación

La primera fase del censo más reciente, llevado a cabo por la UNAM entre septiembre de 2024 y febrero de 2025, ofrece un panorama crítico que servirá como base para futuros esfuerzos de restauración del ecosistema. Este estudio inicial es parte de un proyecto más amplio: una segunda fase comenzará en septiembre de 2025 y se extenderá hasta febrero de 2026. Durante esta etapa se completarán 1,055 lanzamientos de redes, lo que permitirá establecer comparaciones directas con los datos obtenidos en el censo de 2014.

Para esta primera fase, los investigadores desarrollaron una metodología integral que combinó técnicas tradicionales y tecnología de vanguardia. El equipo estudió 115 puntos de monitoreo distribuidos estratégicamente a lo largo de las 2,522 hectáreas del área protegida, realizando un lanzamiento de red en cada ubicación.

La conservación es un tema complejo que involucra a toda la sociedad no solo a la UNAM o a una ONG.

La conservación es un tema complejo que involucra a toda la sociedad, no solo a la UNAM o a una ONG.

Paralelamente, se recolectaron 53 muestras de ADN ambiental siguiendo un patrón sistemático: 10 muestras dentro de las áreas refugio identificadas y 43 fuera de ellas, manteniendo intervalos regulares de 400 metros para asegurar una cobertura representativa. Todas las muestras fueron procesadas en el Laboratorio de ADN ambiental del Instituto de Biología de la UNAM, utilizando protocolos especializados para la detección del material genético del ajolote.

"El haber encontrado trazas de axolote da esperanzas para continuar con los esfuerzos de restauración, donde toda la sociedad debe participar", enfatizo Zambrano.

La conservación es un tema complejo que involucra a toda la sociedad, no solo a la UNAM o a una ONG. “Aquí, en Xochimilco, los actores centrales son las personas que viven ahí, son sus tierras. Son los chinamperos, los vecinos, la alcaldía, el gobierno local. Todos dependen de los servicios ambientales que Xochimilco proporciona. Creo que se está abriendo el diálogo para que todos entiendan qué pasa y para que las autoridades se involucren. Hay interés, pero necesitamos trabajar de manera transversal. Además, es muy fácil para nosotros desde fuera decirles que conserven al ajolote, pero no podemos llegar con esa exigencia si ellos necesitan una mejor calidad de vida y de eso depende el patrimonio de sus familias. Necesitamos entender sus demandas y cosmovisión para crear un programa acorde a sus necesidades y prioridades”, explica la Dra. Esther Quintero.

El ajolote se ha convertido en el bioindicador definitivo de la salud de Xochimilco. Encontrar su ADN es un hilo de esperanza, la prueba de concepto de que la restauración funciona. Ahora, el desafío es escalar la solución antes de que el fantasma en el agua se desvanezca para siempre.