Ese café de la mañana de hecho sí nos hace más felices, confirma estudio

Las personas que aseguran que el café por la mañana les levanta el ánimo probablemente no exageran. Un reciente estudio europeo encontró que quienes consumen cafeína con regularidad experimentan cambios de humor positivos, como entusiasmo y felicidad, en las horas inmediatas al consumo.
Aunque existen numerosos estudios sobre la cafeína y sus efectos en la salud; la mayoría se han desarrollado en entornos controlados de laboratorio. Para ir más allá, científicos de la Universidad de Bielefeld, en Alemania, y la Universidad de Warwick, en Reino Unido, analizaron en condiciones reales cómo una taza de café influye en el estado de ánimo.
Durante un mes, registraron la experiencia de 236 personas de entre 18 y 29 años. El muestreo incluyó cerca de 23,000 anotaciones, a partir de las cuales identificaron patrones de consumo de cafeína y su impacto emocional. Los resultados aparecieron en la revista Scientific Reports de Nature.
Café por las mañanas, buen humor por horas
El café mostró una mayor asociación con el buen humor en las primeras 2.5 horas tras despertar. A medida que avanzaba el día, ese efecto disminuía. Sin embargo, una taza consumida por la noche provocaba un ligero repunte en el “buen humor”.
Los investigadores también observaron que estos efectos aparecían sin importar si los participantes tenían síntomas de depresión o ansiedad, si dormían mal o si eran dependientes de la cafeína. Este hallazgo les sorprendió especialmente, ya que, por lo general, no se recomienda la cafeína a personas ansiosas debido a su potencial para generar efectos adversos.
El estado de ánimo positivo guardó relación con el nivel de cansancio: quienes despertaron más fatigados de lo habitual obtuvieron un mayor beneficio emocional después de una taza de café.
En cualquier caso, los efectos positivos del café disminuían cuando la persona bebía café acompañada por personas. Los científicos creen que el fenómeno se debe a que, por sí misma, la interacción social ya eleva el ánimo de las personas, y una tasa de café no puede aumentar o potenciar más ese estado de confort.
La cafeína ejerce su efecto estimulante al bloquear los receptores de adenosina, una molécula que, al fijarse, inhibe el sistema nervioso central y reduce la liberación de neurotransmisores estimulantes. Al bloquearla, el cuerpo sigue produciendo dopamina y noradrenalina, responsables del característico estado de euforia.
La molécula de cafeína tarda entre 30 y 60 minutos en desplegar su efecto máximo, que puede prolongarse de tres a cinco horas, según la genética, el metabolismo y la tolerancia a la cafeína de cada persona. En general, su consumo mejora la energía, la concentración y el rendimiento cognitivo. No obstante, superar los 400 miligramos diarios puede provocar ansiedad, irritabilidad e insomnio. Así que, como bien dicen las letras chiquitas en los anuncios, disfrute con moderación.