¡Ya es suficiente! ¡No más! ¡Ya basta!

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Con estas palabras levanto la voz para pedir, encarecidamente, que dejen en paz a los judíos españoles y a los judíos del mundo. Que se respete también a los ciudadanos israelíes de todas las religiones —judíos, musulmanes y cristianos—.
El odio que se está generando, por intereses espurios, sin reparar en el daño hacia nuestra comunidad, debe parar ya. No podemos permitir que ese veneno cale en la sociedad y se traduzca en recelo, desprecio o violencia injustificada.
Es lícito y democrático reprobar y criticar a un gobierno o a su máximo dirigente. Lo que resulta profundamente peligroso es trasladar ese rechazo a los judíos españoles.
La Constitución de 1978 establece con claridad que el Estado debe velar por la seguridad de todos los ciudadanos. Vaya por delante nuestra gratitud al Ministerio del Interior y a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, que nos protegen con profesionalidad. Pero también es cierto que muchos dirigentes políticos olvidan que la Comunidad Judía está sufriendo insultos, desprecios y actos vandálicos contra viviendas, cementerios y sinagogas. A ello se suman agresiones y amedrentamientos contra nuestros niños, jóvenes y mayores, así como el grave intento de incendio de una pizzería kosher en Madrid con clientes en su interior. Estos episodios no son aislados: son fruto del antisemitismo, deliberadamente fomentado en nuestra sociedad.
Nosotros, los judíos españoles, no somos responsables de la terrible masacre del 7 de octubre de 2023 ni de sus consecuencias. Pero la memoria parece ser muy corta: ya casi nadie recuerda a las 1.200 personas asesinadas, violadas, descuartizadas o secuestradas por Hamas. Tras dos años de cautiverio, 48 rehenes aún no han regresado a sus familias. Y muy pocos evocan a los dos españoles cuyas vidas fueron segadas aquel día: Maya Villalobos e Iván Illaramendi.
No ignoro que la posterior guerra ha causado la muerte a inocentes en Gaza y también en Israel. Por ello lo afirmo con claridad: rechazo la guerra y defiendo la paz. No estoy en contra de un Estado palestino gobernado por la ANP, siempre que retome el proceso de paz. No tengo nada en contra de la bandera palestina ni de las manifestaciones pacíficas que pidan un alto el fuego, la liberación de rehenes y el fin del sufrimiento.
Reitero, con firmeza: ¡ya basta! Basta de satanizar al pueblo judío. Basta de ataques de políticos, tertulianos y presentadores que convierten este tema en un espectáculo. Nadie habla de las manifestaciones judías que se han celebrado para pedir la paz y la devolución de los rehenes. Jamás se ha marchado contra el pueblo palestino. Pedimos sentido común y responsabilidad.
Los judíos españoles somos españoles con idénticas inquietudes y desafíos que el resto de nuestros compatriotas. Llevamos siglos siendo parte de esta tierra. Así lo reconoció la Ley 12/2015, que devolvió la dignidad a los descendientes de los sefardíes expulsados en 1492.
El odio no se queda en palabras. Lo vimos el pasado 2 de octubre, cuando en Manchester, durante el día más sagrado del calendario judío, un ataque terrorista segó vidas en pleno recogimiento y oración. Ese atentado demuestra que el antisemitismo está presente y nos afecta a todos, porque atenta contra la convivencia y la libertad.
Hoy más que nunca debemos alzar la voz contra la violencia, el antisemitismo y el fanatismo. Apostemos por la justicia, la seguridad y la paz. Una paz que no pertenece a un solo pueblo, sino a toda la humanidad.
David Obadia es presidente de la Federación de Comunidades Judías de España.