Hay más sargazo que nunca en el Caribe y ellos quieren convertirlo en energía

Verano: temporada de vacaciones, playa, sol y arena, marcada por playas de tonos turquesa y aguas cristalinas. Cancún, Cozumel, Tulum, Isla Mujeres y, en general, todo el Caribe mexicano fueron durante años sinónimo de este paraíso, hasta que el sargazo comenzó a llegar en cantidades masivas. Desde hace 15 años, esta macroalga de color parduzco invade de forma recurrente las costas caribeñas, a menudo coincidiendo con las temporadas altas de turismo.
Peor aún, pronósticos del Laboratorio de Oceanografía Óptica de la Universidad del Sur de Florida indican que esta temporada se podrían romper los récords históricos en recale de sargazo, con hasta 400,000 toneladas en costas mexicanas. Encima de esto, durante su descomposición al aire libre, el sargazo libera gases tóxicos —como ácido sulfhídrico, metano y dióxido de carbono—, que impactan negativamente el medio ambiente y la salud.
Para el ingeniero Miguel Ángel Aké Madera, experto en energías no convencionales, el sargazo se necesita procesar en grandes cantidades para que deje de ser un problema, y eso se logra con su aprovechamiento para la producción de biocombustibles. Sus estimaciones indican que, con el procesamiento diario de entre 2,500 y 3,000 toneladas de sargazo, la solución sería visible en un año.
“Cuando el sargazo es procesado puede producir 1 metro cúbico (m3) de biogás, que es capaz de proporcionar la misma energía que 1 litro de gasolina”, explica Aké Madera, fundador y director de Nopalimex, empresa mexicana pionera en la generación de gas y electricidad a partir de la biomasa del nopal y de otros residuos orgánicos, como el de aguacate, de granjas porcícolas o residuos bovinos.
“Al procesar 500 toneladas de sargazo, se obtienen 20,000 m3 de biogás. Dado que una gasolinera promedio en México vende entre 20,0000 y 25,000 litros de combustible diario, podemos concluir que 500 toneladas de sargazo diarias podrían satisfacer una demanda equivalente”, comenta el especialista, para quien 500 toneladas de sargazo procesadas diariamente no solo es posible, sino que es poco. "Estaríamos actuando de verdad", afirma con certeza.
Para Esteban Amaro, director de la Red de Monitoreo de Sargazo de Quintana Roo, esta también es la mejor solución, tomando en cuenta los riesgos a la salud que aún no están lo suficientemente estudiados en productos de uso personal.
“Yo creo que la vocación del sargazo es producir energía, porque cuando se descompone libera muchos metales pesados como arsénico, plomo, cadmio, además de la emisión de gases de efecto invernadero como metano, CO2, ácido sulfhídrico, amoniaco. Entonces es mejor producir biocombustibles o biogás, que productos de uso cotidiano como ropa o zapatos, debido a posibles efectos en la salud”, señaló en entrevista para WIRED en Español.
Bonos de carbono para el aprovechamiento del sargazo
En la carrera por valorizar el sargazo existe otro producto viable: ‘Sargapanel’, un material para la construcción que ocupa entre 60 y 70 kilos de sargazo húmedo por pieza y que ofrece varias ventajas en comparación con los paneles convencionales: es alrededor de 33% más flexible, tiene mayor resistencia al impacto y es retardante al fuego. Además, en su elaboración no se ocupa ningún aditivo químico, por lo que puede ser reciclado. Una vez que termina su ciclo de vida, se puede triturar y volver a integrar a la línea de producción.
“Con este proyecto no solo contribuimos a disminuir el problema del recale masivo del sargazo, sino que se generan ganancias por bonos de carbono. Por cada 5 toneladas de sargazo húmedo se genera un bono de carbono y cada bono vale entre 10 y 30 dólares”, explicó la doctora Miriam Estévez González, jefa del grupo de investigadores del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada (CFATA) de la UNAM, en Juriquilla, Querétaro.
Las estimaciones de la especialista en ingeniería de materiales indican que, si se procesaran 4,000 toneladas de sargazo seco, se estaría generando una ganancia entre 80,000 y 240,000 dólares anuales y absorbiendo el equivalente a 8,000 toneladas de CO2. “Haciendo una comparación, estaríamos quitando de circulación alrededor de mil autos”, enfatizó.
Por su parte, el pasado 28 de febrero la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama Espinosa, anunció el proyecto Centro Integral de Saneamiento y Economía Circular del Sargazo, el cual cambia la visión que se tenía de esta macroalga: de ser considerado un problema de contaminación, se planea convertir en un recurso económico y en una estrategia ambiental para la reducción de GEI, causantes del cambio climático.
Este centro promoverá, principalmente, su aprovechamiento en tres proyectos: la producción de biogás, de fertilizantes orgánicos y la emisión de bonos de carbono al evitar que toneladas del alga se descompongan al aire libre y liberen dióxido de carbono.
Dichos bonos de carbono se comercializarían en mercados voluntarios o regulados, donde empresas y países puedan comprarlos para compensar sus emisiones de GEI, una alternativa novedosa, pues a la fecha no existe un proyecto parecido en ningún lugar del mundo.
“Hay países europeos que cultivan el alga para generar energía, pero es distinto, porque ellos siembran ex profeso en el mar para que ahí se desarrolle y luego lo procesan. En nuestro caso se trata de un alga que es provocada por cuestiones de carácter natural, por el aumento de la temperatura de los mares, por efecto del cambio climático debido al uso irracional que hacemos de nuestros residuos y que vertimos al mar; toda esta biomasa se desarrolla en cantidades enormes que terminan en el mar Caribe”, dijo el doctor Aké Madera.
República Dominicana, Jamaica, Guadalupe, Martinica y Dominica han desarrollado exitosos proyectos piloto de biodigestores utilizando la descomposición del sargazo para la producción de biogás, pero ninguno lo ha hecho a gran escala. “Están esperando a ver qué hace México”, comentó el ingeniero y también director del Instituto Tecnológico de Álvaro Obregón.
Aunque el Centro Integral de Saneamiento y Economía Circular del Sargazo aún está en desarrollo, el proyecto ejecutivo ya se encuentra en la fase final y se tienen identificados dos potenciales terrenos en Cancún para su instalación. Además, empresas de España, Países Bajos, Alemania, Estados Unidos y Francia, han mostrado interés en la producción de biogás y fertilizantes orgánicos.
El plan del Gobierno de Quintana Roo es combinar dos grandes proyectos: el del Centro Integral de Saneamiento, así como las plantas de tratamiento de aguas residuales que producen lodos activados con la finalidad de que en la época en la que no haya sargazo en cantidades masivas se utilicen estos lodos para hacer biogás.
¿Y si dejara de haber sargazo en grandes cantidades?
Para nuestros entrevistados, una de las principales limitantes para el florecimiento de una industria del sargazo en México es la duda de que siempre haya sargazo en las cantidades masivas que actualmente tenemos.
“Habrá años atípicos como el anterior en el que llegó poco sargazo por cambios de corrientes oceánicas, pero va a seguir llegando, si no a México, sí a muchas partes del Caribe. Tenemos que aprender a estar con él y darle un uso real y eficiente”, señaló la investigadora de la UNAM.
Para el ingeniero Aké Madera, el sargazo, como muchas otras biomasas, puede ser tratado para generar energía calorífica, electricidad o biocombustible vehicular, según sea la prioridad del inversionista.
“Siempre hay una solución para todo. No hay riesgo, porque con la experiencia que tenemos con otras biomasas, garantizamos que si en un momento dejara de llegar sargazo podemos sustituirlo con el nopal”, aclaró el propietario de varias patentes de biocombustibles, entre ellas la del nopal, sargazo y vinazas de tequila (en trámite).
Sargazo romperá récords en 2025
El sargazo llegó para quedarse. Los pronósticos científicos apuntan a un calentamiento del océano creciente cada año, lo cual crea el caldo de cultivo idóneo para la proliferación de la macroalga.
De acuerdo con datos de la Red de Monitoreo de Sargazo de Quintana Roo, en mayo se registró la segunda mayor acumulación de sargazo del 2025 en las playas de Quintana Roo, con la llegada de hasta 70 toneladas diarias, más del 50% de lo acumulado en 2024 en el mismo mes. Las estimaciones totales para esta temporada indican que se podrían romper los récords en recale de sargazo, con hasta 400,000 toneladas.
“El año con más recale de sargazo en la zona del Caribe mexicano fue el 2018, con 22 millones de toneladas métricas, es decir, lo que estaba flotando en todo el océano Atlántico, desde África hasta el golfo de México y el Caribe; sin embargo, el registro de la Universidad del Sur de Florida, publicado en mayo, ya indicaba 37.5 millones de toneladas, y en junio seguramente llegamos a los 50 millones de toneladas métricas”, señaló Amaro.
De esta cifra de sargazo flotando en el océano, lo que ha llegado a las playas de Quintana Roo representa aproximadamente el 1%, siendo los destinos turísticos los más afectados, entre estos, las playas de Tulum, Playa del Carmen, Puerto Morelos, Bacalar, Cancún, Cozumel, Isla Mujeres, Mahahual, Chetumal y, en menor medida, destinos del norte de la península.
Para el hidrobiólogo, el sargazo es el mayor problema ambiental al que se enfrenta México, pues representa una afectación económica, social, ambiental, de salud y comercial. Pese a los graves problemas de contaminación que causa, también es importante reconocer que cuando está en el mar, en cantidades menores, es un ecosistema importante.
“Ahí se desarrollan muchas larvas de peces, invertebrados, peces de importancia comercial y otras especies como ballenas, tiburones, que dependen de la sombra del sargazo y de la producción de alimento en las etapas tempranas de su ciclo de vida”, señaló.
En la parte económica —la que más ha movilizado acciones contundentes por parte de gobiernos y sector privado—, el turismo es su principal víctima. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo indica que el sargazo afecta al 11.6 % del Producto Interno Bruto del estado. El sector hotelero ha declarado que les cuesta más de 130 millones de dólares anuales estar limpiando el sargazo de las playas.
Será recurso pesquero para su aprovechamiento
Hasta hace unos días, el problema también estaba en la misma definición. El 9 de junio, el Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentables (IMIPAS), organismo descentralizado de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, propuso clasificarlo como un producto pesquero e incluirlo dentro de las especies de la Carta Nacional Pesquera, con lo cual ya se podrá aprovechar y comercializar.
Se trata de una resolución que los ingenieros Miguel Ángel Aké Madera y Miriam Estévez González esperaban desde hace más de una década, cuando comenzaron a realizar pruebas científicas para su aprovechamiento. En aquel entonces no estaba claro si la responsabilidad recaía en la Secretaría de Marina, en la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), en la federación o en el gobierno estatal.
“Había muchas trabas para que pudiera recolectar en las playas de Quintana Roo; decían que nos podían sancionar, había mucha incertidumbre. Con todo, fuimos y trajimos a la planta de Michoacán 50 toneladas de sargazo. Estuvimos haciendo pruebas durante seis meses hasta que demostramos que es una biomasa idónea para producir biogás”, señaló Aké Madera.
Luego de casi 12 años de investigación, los científicos del CFATA, en colaboración con académicos de otros institutos, como el de Ingeniería y de Ciencias del Mar y Limnología de Puerto Morelos, todos de la UNAM, han desarrollado varios productos. Entre ellos está el ‘Sargabox’, unas cajas de cartón para embalaje que también son retardantes al fuego y filtros para la remoción de cationes metálicos y contaminantes de herbicidas, nanoplásticos, microplásticos y fármacos no esteroideos, presentes en el agua.
“En el caso del Sargapanel, ya se cuenta con los debidos estudios científicos y con un modelo de utilidad registrado y escalable totalmente competitivo, y hay acercamientos con algunas empresas que son líderes en materiales para la construcción”, comentó Estévez González, quien señaló que el vínculo con las empresas y gobiernos se hace a través de la Coordinación de Vinculación y Transferencia Tecnológica de la UNAM.