Dimite Marjorie Taylor Greene, la congresista MAGA considerada "traidora" por Trump
La congresista estadounidense Marjorie Taylor Green anunció este viernes por la noche, en un vídeo y una publicación en las redes sociales, que el próximo 5 de enero dejará su escaño. La Cámara de Representantes tiene 435 miembros, que además se renuevan cada dos años, por lo que la amplia mayoría de los políticos van y vienen sin pena ni gloria. Pero la caída de Taylor Green tiene una enorme importancia y repercusión, tanto por quién es y qué hizo en los últimos cinco años como por las razones de su salida.
La congresista de Georgia ha sido, hasta hace muy poco, la representante MAGA por excelencia. Una fiel absoluta del presidente, una creyente a ciegas en la conspiración de QAnon (sobre una supuesta red de hombres lagarto en las alcantarillas, satanismo, pedofilia y la familia Clinton) y en todas las que fueran apareciendo: desde que el 11-S fue orquestado, al menos en parte, por el Gobierno federal y no hubo aviones contra las torres, hasta que la ex juez del Tribunal Supremo Ruth Bader Ginsburg había sido reemplazada por una doble para ocultar su muerte. También que los incendios forestales en California fueron provocados por un láser "emitido desde el espacio y controlado por una prominente familia de banqueros judíos con conexiones con poderosos demócratas", o que Bill y Hillary Clinton asesinaron a John F. Kennedy Jr. por ser un rival político. Y, por supuesto, que Barack Obama no era norteamericano y que profesaba en secreto la fe islámica.
La diputada siempre ha sido una crítica durísima de la inmigración, de las políticas de igualdad y diversidad, y del colectivo trans, detrás del cual veía un complot para exterminar a la población heterosexual. Era la voz más radical y descontrolada en el Congreso, con una respuesta preparad para cualquiera que osara ir en contra del Partido Republicano y su líder. Una de sus figuras más polémicas, agresivas, que ahora se queja de los "ataques personales interminables, amenazas de muerte, guerra legal y calumnias y mentiras ridículas" que había soportado al estar en primera fila.
Siempre saltando de una batalla a otra y dejando un reguero de declaraciones. Pero, al mismo tiempo, un personaje central en el universo MAGA. Volcada en los medios, las redes sociales y la atención, y completamente indiferente a sus responsabilidades legislativas. Con capacidad de marcar agenda, mover masas y con acceso a Trump (su pareja es ahora mismo uno de los periodistas favoritos de Trump en la Casa Blanca), con muchísimos seguidores y fans, inmunes a sus constantes errores, metidas de pata o ridículos.
En 2022, llamó a la líder de los demócratas, Nancy Pelosi, jefa de la "Gazpacho Police", confundiendo el plato de comida con la Gestapo. Dijo que unirse al ejército era "malgastar la vida", o que no tenía sentido vacunar a los niños contra la viruela porque era "una enfermedad de transmisión sexual". Taylor Green piensa también que el cambio climático es muy bueno para la salud, que los tiroteos masivos son excusas del Gobierno para intentar quitarles las armas a los ciudadanos, que el asalto al Capitolio fue "una pequeña manifestación" y que había que cortar enseguida la ayuda para Ucrania
La diputada era la plantilla con la que comparar la pureza MAGA. Hasta que dejó de serlo. No ha sido de un día para otro, sino una transformación progresiva. Desencantada por el papel de Trump en el caso Epstein, pareció ver la luz y caerse del caballo. Las últimas semanas ha sido la comidilla en Washington. Era imposible encontrar un grupo en el que no se dijera: ¿qué le pasa a Marjorie?
Empezó y ha terminado con el caso Epstein, pero fue más allá. Se posicionó claramente contra la Guerra de Gaza y contra el apoyo indiscutible de Estados Unidos a Israel. Pidió disculpas por su rol divisivo para la sociedad y su "retórica tóxica" y exigió una regulación más fuerte de la inteligencia artificial. Elogió incluso a Nancy Pelosi en su jubilación (una de las obsesiones de Trump), y se presentó no sólo como desinformadora, sino como víctima de las "madrigueras de conejo", de los algoritmos y las búsquedas inducidas de internet. Criticó a los republicanos por el cierre del Gobierno y por no ofrecer soluciones para abaratar los seguros médicos. Y sobre todo, apuntó al presidente. Pocos días después, está fuera.
Durante las primeras semanas, Trump quiso permanecer al margen. Pero al final se hartó. Hace unos días empezó a llamarla Marjorie Traitor Greene, una "traidora" que había "perdido la cabeza". Tras las críticas llegaron los ataques, el odio, las amenazas. Y la congresista que más había azuzado a las masas empezó a sentir en su piel el precio de ir contra el líder. Días después, consciente de que no iba a soportar la presión, y que no podía ganar unas primarias con Trump en contra, se ha echado a un lado.
En un largo mensaje, Taylor Green lamentó que "la lealtad debería ser una vía de doble sentido, y deberíamos poder votar según nuestra conciencia y representar los intereses de nuestro distrito". Y lamentó que si ella había sido dejada de lado por "MAGA S.A.", era indicativo de que "muchos estadounidenses comunes también han sido desatendidos y reemplazados". El año que viene, el Congreso se renueva completamente y Greene dijo que se iba porque no quería soportar unas primarias "dolorosas y odiosas en mi contra por parte del presidente por el que todos luchamos, sólo para luchar y ganar mis elecciones mientras los republicanos probablemente perderán las elecciones intermedias. Me niego a ser una 'esposa maltratada' con la esperanza de que todo se acabe y mejore".
El presidente celebró enseguida su victoria. "Es una buena noticia para el país", dijo primero en una entrevista. "Marjorie Traidora Brown, debido al desplome de sus cifras en las encuestas y a que no quería enfrentarse a un contrincante en las primarias con un fuerte respaldo a Trump (¡donde no tendría ninguna posibilidad de ganar!), ha decidido retirarse", ha escrito este sábado en sus redes sociales, poniendo mal los apellidos de la hasta hace muy poco fiel aliada. "Su relación con el PEOR congresista republicano en décadas, Tom Massie, de Kentucky, porque vota en contra del Partido Republicano (¡y de una legislación realmente buena!), no la ayudó. Por alguna razón, principalmente porque me negué a devolverle su interminable bombardeo de llamadas, Marjorie se volvió loca. Sin embargo, siempre la apreciaré y le agradeceré su servicio a nuestro país", añadió.
El presidente deja así claro que quien se mueva no sale en la foto. Cualquiera que dude de sus políticas, y no acate sus decisiones, recibe primero insultos, luego apodos y más tarde la amenaza de ser machacado. Cada elección es individual, pero Trump ha establecido que apoyara (y sus amigos financiarán) primarias internas antes de cada elección para derrotar a los discrepantes. Y prácticamente nadie, salvo el mencionado Tom Massie, caído en desgracia y ahora enemigo público de la Casa Blanca, se atreven a desafiar abiertamente al líder, temeroso de que sea casi imposible mantener el escaño.