El G20 adopta por sorpresa una declaración sin EEUU contra el uso de la fuerza para anexionar territorios de otros países en plena polémica por el plan de paz de Trump para Ucrania

Nov 23, 2025 - 00:00
El G20 adopta por sorpresa una declaración sin EEUU contra el uso de la fuerza para anexionar territorios de otros países en plena polémica por el plan de paz de Trump para Ucrania

La esperanza se iba diluyendo. Las conversaciones eran difíciles, cuesta arriba. Pero la puerta estaba algo entreabierta. El gobierno de Sudáfrica nunca bajó los brazos ante el hecho de que la primera cita del G20 que se celebra en África terminara, por primera vez, sin una declaración conjunta. El plantón de EEUU, que no envió a ningún representante, sumado a las ausencias de líderes como Xi Jinping (China) o Vladimir Putin (Rusia), que sí enviaron delegación, zarandeó la cita. Pero al final, en un giro de última hora, los asistentes han suscrito una declaración consensuada que, entre otros puntos, advierte contra el uso de la fuerza para anexionarse territorios de otros países.

"La adopción de la declaración de la cumbre envía una señal importante al mundo de que el multilateralismo puede dar resultados y de hecho los da", ha señalado en la apertura del G20 el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa. "Agradecemos a todas las delegaciones que han trabajado junto con nosotros de buena fe para producir un documento final del G20 digno para esta histórica reunión de líderes. Envía un mensaje de esperanza y solidaridad. Le dice al mundo que, como líderes del G20, cumpliremos nuestro compromiso solemne de no dejar a ninguna persona, comunidad ni país atrás".

La declaración consta de 30 páginas y 122 puntos. El portavoz del presidente sudafricano, Vincent Magwenya, ha explicado mientras los líderes intervenían en el plenario que se se trata de "una adopción por unanimidad de la declaración por parte de todos los países presentes", un hecho que quiso "enfatizar". A este respecto, el representante de Argentina, el canciller Pablo Quirno (no ha acudido su presidente, Javier Milei), ha expuesto sus reservas a dos puntos de la declaración, en el sentido que debía reflejarse que no había consenso dada la ausencia de EEUU y que ellos querían hablar de "conflicto en Oriente Medio" y no de "territorios palestinos ocupados".

El punto séptimo de la declaración habla de "trabajar por una paz justa, integral y duradera en Sudán, la República Democrática del Congo, los territorios palestinos ocupados, Ucrania, así como por poner fin a otros conflictos y guerras en todo el mundo".

Efectivamente, EEUU no ha acudido a la cumbre, pero Rusia sí ha estado presente en la figura del asesor de Vladimir Putin, Maxim Oreshkin. Fuentes diplomáticas señalan que la declaración ha contado con el visto bueno de Rusia y Arabia Saudí.

El punto quinto de la declaración se remite a la Carta de las Naciones Unidas y advierte contra el uso de "la amenaza" o "la fuerza para obtener conquistas territoriales en detrimento de la integridad territorial y la soberanía o la independencia política de cualquier Estado". Y añade que los Estados "deben desarrollar relaciones amistosas entre las naciones, entre otras cosas promoviendo y fomentando el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales para todos, sin distinción de raza, sexo, idioma o religión".

Este punto se adopta en plena polémica por el plan de paz para Ucrania impulsado por Donald Trump, que contiene 28 puntos, entre los cuales están una serie de planteamientos que suponen líneas rojas marcadas por Zelenski, como que Ucrania debería ceder a Rusia regiones del oeste del país, incluidas zonas que hasta ahora no han sido invadidas por las fuerzas del Kremlin, y reducir el Ejército ucraniano a un máximo de 600.000 efectivos. El texto cuenta con el rechazo del presidente ucraniano y de los aliados de Zelenski, que precisamente con motivo del G20 se están reuniendo para promover una alternativa.

En concreto, el punto 21 de ese plan de paz apadrinado por la Casa Blanca y con el respaldo de Rusia establece que Crimea, Lugansk y Donetsk serán reconocidos de facto como rusos, incluso por Estados Unidos. Jersón y Zaporiyia quedarán congelados en la línea de contacto, lo que comporta un reconocimiento de facto de esa línea de contacto. Rusia renunciará a otros territorios acordados que controla fuera de las cinco regiones. Las fuerzas ucranianas se retirarán de la parte del óblast de Donetsk que controlan actualmente, que será usada después para crear una zona de amortiguamiento.

Es más, el punto 22 señala que una vez establecidas estas anexiones, ni Rusia ni Ucrania podrían revertir la situación "por la fuerza".

Precisamente, en el marco del G20, el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, ha convocado una reunión de los aliados de Zelenski presentes en la cita, a la que ha acudido Pedro Sánchez, que ha tenido una hora de duración, para debatir sobre el plan de paz para Ucrania propuesto por Trump.

Las tierras raras

Otro de los puntos que tienen mucho trasfondo en la declaración hecha pública por el G20 es el número 33, que alude a los minerales críticos. "Apoyamos una mayor exploración de minerales críticos, especialmente en los países en desarrollo; la promoción de la diversificación de las fuentes minerales, las rutas, los mercados, los lugares de procesamiento y las cadenas de valor".

Y añade ese punto: "Procuramos garantizar que la cadena de valor de los minerales críticos pueda resistir mejor las perturbaciones, ya sean debidas a tensiones geopolíticas, medidas comerciales unilaterales incompatibles con las normas de la OMC, pandemias o catástrofes naturales, y que más países productores puedan participar en las cadenas de valor y beneficiarse de ellas".

Precisamente en mayo, Estados Unidos y Ucrania llegaron a un acuerdo que permitía a Washington tener una participación financiera significativa en la producción minera del país europeo y un acceso privilegiado a sus codiciados minerales raros.

Kiev, presionada al máximo nivel (chantajeada más bien, según lamentan los gobiernos europeos), aceptó sin lograr las garantías de seguridad que ansiaba a cambio de ceder sus recursos, tendiendo que conformarse con la idea, defendida en todo momento por la Casa Blanca, de que una presencia empresarial en el país será la mejor arma de disuasión ante Rusia.