Bolsonaro pasa de prisión domiciliaria a prisión preventiva: "Tenía la intención de romper el brazalete electrónico y fugarse"
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El ex presidente brasileño Jair Bolsonaro dejó este sábado la prisión domiciliaria en la que estaba desde septiembre para ser llevado a una dependencia de la Policía Federal ante un riesgo cierto de "fuga".
La decisión fue tomada por Alexandre de Moraes, miembro del Supremo Tribunal Federal (STF) e informante del caso. Según el juez, la convocatoria por parte de Flavio Bolsonaro, uno de los hijos del ex presidente, a una vigilia frente a su casa en Brasilia para la noche de hoy, formaba parte de un plan para una huida.
"La eventual realización de la supuesta 'vigilia' supone un riesgo muy elevado para la eficacia del arresto domiciliario decretado y pone en peligro el orden público y la eficacia de la ley penal", argumentó De Moraes.
El juez destacó también que el ex presidente violó el equipo de monitoreo electrónico a las 00:08 horas de este sábado y afirmó que eso "confirma la intención del condenado de romper el brazalete electrónico para garantizar el éxito de su fuga, facilitada por la confusión causada por la manifestación convocada por su hijo".
De Moraes aventuró que Bolsonaro podría haber intentado buscar asilo político en la embajada de Estados Unidos o en la de Argentina.
Según el juez, Bolsonaro podría haber recorrido en auto en solo 15 minutos la distancia entre su casa y la sede diplomática estadounidense, al tiempo que recordó el antecedente argentino.
"Recuerdo que el acusado, según se ha determinado en este expediente, planeó, durante la investigación que posteriormente dio lugar a su condena, huir a la embajada de Argentina, solicitando asilo político a ese país".
Bolsonaro fue condenado el 11 de septiembre de este año a 27 años y tres meses de prisión por liderar un intento de golpe de Estado. Los jueces le concedieron la prisión domiciliaria mientras se terminaba de cerrar el proceso y atendiendo al delicado estado de salud del ex presidente.
Todo cambió en el amanecer de este sábado, en torno a las seis de la mañana, cuando cinco coches de la Policía Federal llegaron al domicilio de Bolsonaro en Brasilia. Veinte minutos más tarde fue trasladado a la Superintendencia de la Policía Federal, donde permanece detenido.
Los abogados de Bolsonaro ya alertaron de que cambiar la prisión domiciliaria por una prisión común implica un "riesgo para la vida" del ex presidente.
Sus médicos sostienen que el ex presidente, víctima de un atentado durante la campaña electoral de 2018, padece graves enfermedades de diversa índole: cardíacas, pulmonares, gastrointestinales, neurológicas y oncológicas, y que por eso "necesita supervisión constante, algo que el sistema penitenciario no podría proporcionarle".
De Moraes, sin embargo, determinó que Bolsonaro reciba atención médica "a tiempo completo" durante la detención en las dependencias policiales, al tiempo que eximió de autorización previa al equipo médico del ex presidente para visitarlo en prisión.
La posibilidad de que Bolsonaro sea trasladado próximamente a la prisión de Papuda, que el ex presidente siempre pidió evitar por sus duras condiciones, es cierta. "Enviarme a prisión significaría el final de mi vida, ya tengo 70 años", dijo el ex presidente en mayo durante una entrevista con "Folha de São Paulo".
Michelle Bolsonaro, ex primera dama brasileña, no estaba en su casa en el momento de la detención, ya que se encontraba de viaje en el norteño estado de Ceará. Su primera reacción ante la novedad fue en su habitual tono místico: "Confío en la justicia de Dios. La justicia humana, como hemos visto, no se sostiene. Pero sé que el Señor le dará la salida, tal y como lo hizo en 2018, cuando mi marido fue víctima de una puñalada (...). No le dejaré renunciar al propósito que el Señor le ha encomendado".
Sóstenes Cavalcante, líder del grupo bolsonarista en la Cámara de Diputados, fue más terrenal.
"Es un capítulo más de la psicopatía de Alexandre de Moraes. Es un psicópata. Detenerlo el día 22, un sábado por la mañana, por una vigilia es, literalmente, el mayor estado de psicopatía en grado sumo".
En medio de la conmoción por la noticia, los medios brasileños recordaron que se trata del décimo ex presidente que termina en prisión y que la habitación de la Superintendencia de la Policía Federal en la que Bolsonaro cumplirá su detención cuenta con "cama, baño privado y mesa de trabajo".