Gabriel Boric: "El régimen del dictador Maduro es sospechoso del asesinato del ex militar venezolano en Chile"

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"Las dictaduras cruzan fronteras para imponer el miedo", disparó el presidente progresista chileno Gabriel Boric horas después del atentado en Bogotá contra dos exiliados venezolanos y tras muchos meses de avances en la investigación de la Fiscalía chilena por el secuestro, tortura y ejecución del militar rebelde criollo Ronald Ojeda. Boric, que se acerca al final de su mandato, es el único líder de la izquierda latinoamericana que ha condenado sin ambages las constantes vulneraciones de los derechos humanos que exhibe el chavismo, a la que ha sumado la represión transnacional.
"En Chile tenemos el caso del asesinato de un ex militar venezolano donde uno de los sospechosos es el mismo régimen del dictador Maduro, que se robara las elecciones en su patria", profundizó Boric, repudiado por las revoluciones chavista y sandinista.
Las conclusiones de la Fiscalía chilena son aún más precisas: el fiscal Héctor Barros está convencido de que fue el propio Diosdado Cabello, ministro de Interior y número dos de la revolución, quien negoció con el Niño Guerrero, líder del Tren de Aragua, la operación en Santiago de Chile a cambio de "una alta suma de dinero", tal y como adelantó el medio digital chileno The Clinic el pasado fin de semana.
Hasta ahora son 13 los sospechosos procesados, todos ellos miembros del Tren de Aragua, mafia transnacional nacida en la cárcel venezolana de Tocorón, que en connivencia con la revolución bolivariana se extendió por la región camuflada en la gigantesca diáspora.
La fiscalía chilena tiene en su poder la huella digital de quien comandó la operación, llegado desde Caracas. El principal sospechoso es Alexander Granko, el coronel de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), quien figura en los informes de la ONU como el torturador estrella de la revolución y cuya fama ha traspasado fronteras como dueño del equipo de fútbol de la Universidad Central, que ha participado con cierto éxito en la Copa Libertadores, además de ganar el campeonato nacional. Como Pablo Escobar y el Nacional de Medellín en otros tiempos.
El fiscal chileno también se ha planteado dar curso a la extradición de Cabello, aunque Venezuela no lo contempla en su legislación.
"Es importante decir desde la izquierda que no podemos perder de vista que los desvíos autoritarios pueden estar a la orden del día en cualquier lado y que la defensa de la democracia debe serlo sin doble estándares, que la defensa de los derechos humanos es siempre porque los derechos humanos son un avance civilizatorio y no un patrimonio de un sector político en particular", señaló de forma contundente el mandatario chileno, un outsider en materia de derechos humanos dentro de la llamada Patria Grande, que concentra a revolucionarios, populistas e izquierdistas, con excepciones progresistas como la suya.
También fue Boric quien se desmarcó del resto de líderes de la izquierda continental tras conocerse la concesión del Premio Nobel de la Paz para la líder democrática venezolana, María Corina Machado. Mientras que la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum despachaba con un anoréxico "sin comentarios" el galardón obtenido por una mujer latinoamericana y el mandatario colombiano Gustavo Petro se enredaba en sus infinitos tuits para no molestar a su aliado Nicolás Maduro, el gobierno de Boric fue tajante en boca de su canciller, Alberto van Klaveren, quien destacó el reconocimiento que tuvo la figura de Machado.
Las palabras de Boric llegan cuando el horror por el atentado en Bogotá contra el activista Yendri Velásquez y el politólogo Luis Peche no ha cesado entre la diáspora. Todo lo contrario, se van conociendo detalles que confirman la sospecha generalizada desde el primer minuto.
"Lo importante es que estamos vivos", señaló el propio Peche, habitual comentarista en las páginas de EL MUNDO, a este periódico. El politólogo fue operado de una cuádruple fractura en el pie. "Tengo seis balazos en total, los del muslo son más graves de los que parecían", añadió Peche, quien salvó la vida al saltar al jardín cercano y cubrirse la cabeza con los brazos. El también internacionalista, quien huyó de la persecución chavista tras el encarcelamiento de varias personas de su círculo más cercano, se encuentra estable en la clínica capitalina Reina Sofía.
Más grave es el cuadro clínico de Velásquez, quien sufrió ocho balazos en distintos puntos de su anatomía, extremidades y abdomen incluidos, y perdió mucha sangre. Yendri, un activista reconocido de los derechos LGBTI, llevaba más de un año en Colombia intentando conseguir asilo político, algo que la administración de Petro ha dificultado enormemente para los venezolanos.
"Lo ocurrido en Colombia contra Yendri y contra Luis Peche, que son dos compañeros defensores de derechos humanos, es una escalada inédita y lo estamos viendo en varios países. Ocurrió en Chile con el teniente Ronald Ojeda y ahora esto en Bogotá. Esto es gravísimo, gravísimo, y es una sacudida al mundo entero", reflexionó la Nobel Machado.
"El sicariato político en el exilio es una práctica que el régimen de Nicolás Maduro ha consolidado. En una represión transnacional", añadió Orlando Moreno, coordinador nacional de derechos humanos de Vente Venezuela (VV), el partido liberalconservador que encabeza Machado.
Este partido es el principal objetivo de las fuerzas represivas chavistas en el interior de Venezuela, de hecho más de un centenar de sus dirigentes permanecen encarcelados desde el año pasado, incluido el número 2 de Machado. La penúltima víctima en el seno de esta fuerza es Xiomara Ortiz, coordinadora en la parroquia Juan de Villegas del estado Lara, en el centro del país. Además de llevársela detenida a la fuerza, a Ortiz le robaron varias de sus pertenencias.