Las aguas subterráneas del planeta se están agotando

Aug 8, 2025 - 00:00
Las aguas subterráneas del planeta se están agotando

Mientras el exceso de calor generado por el calentamiento global se acumula en los océanos, en tierra firme avanza otra crisis. La rápida disminución de las reservas de agua dulce (acuíferos y glaciares) está intensificando la sequía.

Veintidós años de mediciones de los satélites GRACE y GRACE-FO, operados por la NASA y el Centro Aeroespacial Alemán (DLR), revelan que el almacenamiento terrestre de agua disminuye de forma sostenida. La superficie árida crece cada año al ritmo de dos veces el tamaño del estado de California.

El antiguo patrón hidrológico que afirmaba que las zonas húmedas se vuelven más húmedas y las secas más secas se ha invertido. Ahora la aridez avanza más rápido que la humidificación, y el ciclo global del agua pierde equilibrio a escala continental.


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El estudio identifica cuatro enormes corredores de sequía:

  • La franja agrícola que se extiende del suroeste de Norteamérica a Centroamérica.
  • Las latitudes altas de Alaska y el norte de Canadá.
  • El permafrost del norte de Rusia.
  • Un cinturón seco que va desde Oriente Medio y el norte de África hasta cruzar Eurasia.

En todas estas zonas, el deshielo de glaciares y nieve estacional se combina con la rápida extracción de acuíferos.

"Este hallazgo podría ser la alarma más grave sobre cómo el cambio climático afecta los recursos hídricos", afirma Jay Famiglietti, profesor de la Universidad Estatal de Arizona. "Los continentes se están secando, el agua dulce disminuye y el nivel del mar sube más rápido. Si la extracción de acuíferos continúa, la seguridad alimentaria y el acceso al agua de miles de millones de personas corren peligro".

Cambios a largo plazo en el almacenamiento de agua terrestre por país . El rojo indica tendencia a la sequía y el azul a...

Cambios a largo plazo en el almacenamiento de agua terrestre por país (febrero de 2003 a abril de 2024). El rojo indica tendencia a la sequía y el azul a la humedad. Calculado con 22 años de datos recopilados por los satélites GRACE y GRACE-FO. Ilustración: Universidad Estatal de Arizona Gráfico: Universidad Estatal de Arizona

Más grave que el deshielo

La pérdida de agua subterránea es el factor más crítico: el 68 % de la merma hídrica terrestre proviene de los acuíferos. Tras ser bombeada para uso humano, esta agua termina en los ríos y, finalmente, en el mar. Su aporte al aumento del nivel del mar ya supera el provocado por el deshielo combinado de Groenlandia y la Antártida.

Los investigadores señalan al mega El Niño de 2014-2015 como punto de inflexión. Este evento, más intenso y prolongado que un El Niño convencional, elevó la temperatura superficial del Pacífico ecuatorial entre 2 °C y 3 °C.

El desequilibrio intensificó las lluvias torrenciales en los trópicos y las sequías en las latitudes medias del hemisferio norte. Para compensar, regiones agrícolas y ciudades incrementaron la extracción de acuíferos, lo que aceleró aún más la desertificación.

Desde 2014 las zonas secas se desplazan hacia el hemisferio norte, mientras las húmedas se concentran en el sur. Este cambio, que excede la variabilidad natural, indica una reestructuración profunda del sistema climático.

Los focos aislados de sobreexplotación acuífera se revelan ahora como un cinturón árido gigantesco que enlaza cuatro continentes, según la visualización de tendencias a largo plazo

Vínculos directos con la seguridad alimentaria y los ecosistemas

En las cuatro zonas identificadas, los acuíferos que abastecen agricultura y ciudades se vacían con rapidez, mientras glaciares y nieve estacional desaparecen. La pérdida encadenada de agua afecta a cultivos, comunidades y ecosistemas al mismo tiempo.

La desertificación no solo eleva el nivel del mar, también amenaza la seguridad alimentaria y la biodiversidad. Las megazonas áridas abarcan graneros clave, de modo que su agotamiento hídrico pone en riesgo la oferta mundial de alimentos.

La fuga de agua dulce continental termina elevando los mares y aumentando el riesgo de inundaciones costeras. Consumir en décadas el agua subterránea y glaciar acumulada durante milenios constituye una auténtica deuda con las generaciones futuras.

El equipo insta a actuar de inmediato para frenar el agotamiento de los acuíferos y proteger las reservas restantes de agua dulce. Propone una gestión hídrica estratégica, cooperación internacional y políticas que garanticen el uso sostenible de las aguas subterráneas.

Artículo publicado originalmente en japonés en WIRED Japón, adaptado por Manuel de León.