Trump quiere volver a Afganistán para hacerse con la 'llave' estratégica de toda Asia

Sep 26, 2025 - 00:00
Trump quiere volver a Afganistán para hacerse con la 'llave' estratégica de toda Asia

Justo cuatro años y 19 días después de que el general de dos estrellas Christopher Donahue se subiera -ya en marcha- al último avión de transporte C-17 que despegaba del aeropuerto de Kabul y cerrara así la guerra más larga de la historia de Estados Unidos, el actual presidente norteamericano, Donald Trump, anunciaba en la residencia 'de fin de semana' de los primeros ministros británicos, Chequers, que "vamos a mantener Bagram, la gran base aérea. Es una de las mayores bases aéreas del mundo. La entregamos [a los talibán] a cambio de nada. Vamos a tratar de recuperarla porque [los talibán] necesitan cosas de nosotros. Una de las razones por las que queremos la base es porque, ya saben, está a una hora [de vuelo] de donde China hace sus bombas atómicas".

Dos días después, Trump colgaba un mensaje en su red social, Truth Social, diciendo: "Si los talibán no devuelven la base a quienes la construyeron, los Estados Unidos de América, ¡VAN A PASAR COSAS MUY MALAS!"

Estados Unidos no construyó Bagram. Solo partes de ella. Washington financió la creación de la base en los años 50, pero fue su rival, la Unión Soviética, quien expandió Bagram en los 60 y 70. El día de Navidad de 1979, 500 soldados soviéticos salieron de la base, recorrieron los 47 kilómetros que la separan de la capital afgana, Kabul, a través de los viñedos y huertas de frutales de la llanura de Shomali, entraron en el palacio presidencial y asesinaron al presidente afgano, el comunista Hafizullah Amin. Tres días más tarde, otro comunista, pero esta vez más fiel a Moscú, llamado Babrak Karmal, llegó a Bagram directamente desde Moscú y fue nombrado presidente de Afganistán.

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La invasión soviética de Afganistán empezó y terminó en Bagram. Y Bagram se convirtió así en una de las mayores bases aéreas del mundo, con tres pistas y unos 15.000 soldados soviéticos, a los que se sumaban otros 5.000 civiles. Quien controla Bagram controla Kabul, así que el aeropuerto se transformó en la principal base de la URSS en su Vietnam particular. Uno de cada siete soldados soviéticos destinados en Afganistán estaba en Bagram, que era atacada constantemente por las guerrillas anticomunistas.

En aquella época, el control de Kabul se decidía en Bagram. Los planes de Trump son, a través de esa base, controlar no una capital, sino un continente: Asia. Como explicaba el miércoles a EL MUNDO Ali Maisam Nazary, el director de Relaciones Internacionales del Frente Nacional de Resistencia (NRF, por sus siglas en inglés), que es la principal organización de oposición a los talibán, "Bagram está en la encrucijada de Asia Central y Asia del Sur. Es la única base desde la que se puede controlar esas dos regiones".

Las dos pistas de Bagram -una de tres kilómetros de asfalto; otra de 3,5 kilómetros de cemento- han sido usadas por bombarderos gigantes B-52 y B-1, los primeros de los cuales son capaces de llevar bombas atómicas. Si Estados Unidos retomara el control de la base, esos dos modelos de aviones podrían volar de Bagram a Moscú o a Pekín y regresar sin necesidad siquiera de repostar en vuelo.

Los aviones estadounidenses, además, entrarían en Rusia desde el Sur, y en China desde el Oeste, dos fronteras que ambos países no han protegido porque sus rivales se encuentran, respectivamente, en Europa y en el Pacífico. "El bajo vientre de la Unión Soviética", como se refería en la década de los años 80 el dictador pakistaní Mohamed Zia Ul-Haq a la frontera entre la URSS y Afganistán quedaría, así, totalmente expuesto a las armas de EEUU. Lo mismo cabría decir de China. Y de Irán, porque la distancia que separa Bagram de Teherán es casi la misma que entre Madrid y Ámsterdam.

Afganos en las afueras de la base de Bagram observan restos de equipamientos que serían vendidos como chatarra.

Afganos en las afueras de la base de Bagram observan restos de equipamientos que serían vendidos como chatarra.Rahmat GulAP Photo

Hace aproximadamente 2.354 años, uno de los mayores forjadores de imperios de la Historia, Alejandro Magno, comprendió que la región de Bagram es la llave de Asia y, a su paso por Afganistán, fundó exactamente en el lugar donde hoy está la base la ciudad de Alejandría del Cáucaso, que toma su nombre del hecho de que los griegos llamaban Cáucaso a la cordillera del Hindu Kush, cuyo nombre evoca también el violento cruce de culturas de la región, dado que la traducción más común de su denominación es "la muerte de los hindúes", en referencia a las caravanas de esclavos que iban de India a Asia central a través de las montañas.

El Hindu Kush empieza a 30 kilómetros de Bagram y, al otro lado, está el desierto de Kelagay, donde empieza la llanura de Asia central, que se extiende hasta Siberia y el Ártico por el Norte y hasta Alemania por el Oeste. En la dirección opuesta, siguiendo los ríos Panjshir, primero, y Kabul, después, se llega al Indo, el gran río de Pakistán cuya cuenca cae, en gran parte, en India. Para ello basta con seguir la carretera en la que en noviembre de 2001 fue asesinado el periodista de EL MUNDO Julio Fuentes.

La idea de Trump de retomar Bagram, así pues, no es descabellada. Más bien todo lo contrario. No es, en el fondo, más que la nueva versión del gran juego, que fue la guerra fría entre la Gran Bretaña victoriana por impedir el avance de la Rusia zarista hacia la India a través de Asia central y de Afganistán, y que envuelve a parte de la obra de Rudyard Kipling. Así nació Afganistán, como un Estado tapón entre dos imperios. Lo que Trump quiere ahora es el gran juego a la inversa: subir desde el Sur, y no en dirección a Rusia, sino a China.

Donald Trump, durante una visita sorpresa el Día de Acción de Gracias de 2019, en la base de Bagram.

Donald Trump, durante una visita sorpresa el Día de Acción de Gracias de 2019, en la base de Bagram.Alex BrandonAP Photo

De hecho, el equipo del presidente llevaba ya desde enero dando vueltas a la idea, aunque de manera discreta. Pero la gran cuestión es que nadie sabe cómo puede lograrlo. Toda la legitimidad de los talibán se basa en que ellos expulsaron a los estadounidenses. Si les dejan volver, su poder dejará de tener sentido... Si es que lo logran mantener porque, históricamente, ha sido imposible tener un control real de Afganistán sin Bagram. El retorno de Estados Unidos también provocaría un acercamiento de los países vecinos a los talibán. En julio, Rusia se convirtió en el único país del mundo que ha dado un reconocimiento diplomático pleno al Gobierno afgano, pese a que en los años 90, Moscú había sido uno de los mayores apoyos de las fuerzas de oposición a ese movimiento.

Con todos esos condicionantes, y dado que los talibán nunca consiguieron tomar la base, ni en sus momentos de mayor empuje militar, Nazary sugiere que EEUU "apoye a la oposición afgana para que seamos nosotros quienes ocupemos la base, una tarea que no es muy complicada dada la debilidad y las divisiones de los talibán". El Partido Republicano, además, tiene muchas mejores relaciones con el NFR que el Demócrata, que con Joe Biden abandonaron a Afganistán a su suerte.

Los talibán se han tomado muy en serio las palabras de Trump. Eso se debe en parte al timing de éstas. El presidente de EEUU habló justo cuando acababa de terminar sin éxito un negociación realizada con la máxima discreción en Kabul entre los talibán y representantes del Gobierno de Trump para lograr la liberación de varios estadounidenses detenidos en Afganistán. Cuando Trump habló en Chequers, el líder supremo -tal es su nombre oficial- del Emirato de Afganistán, Hibatullah, quedó tan preocupado que puso en arresto domiciliario a su ministro de Exteriores, Amir Khan Muttaqi, que había dirigido las negociaciones, y ordenó registrar su casa y su ordenador. Hibatullah, que se opone en redondo a cualquier tipo de negociación con Estados Unidos, teme que alguno de sus colaboradores esté negociando la entrega de Bagram.

La paradoja es que, durante los 19 años, nueve meses y tres semanas que EEUU estuvo en Afganistán, nunca se planteó convertir Bagram en una base con proyección estratégica. Cuando los primeros soldados llegaron a ella, en 2001, la convirtieron en una cárcel en la que mantenían en dos grandes jaulas a unos 200 presos afganos, muchos de ellos totalmente ajenos a la guerra, y que habían sido encarcelados por los motivos más rocambolescos. Uno de ellos había sido capturado por los estadounidenses cuando estaba poniendo minas en un lugar completamente absurdo, porque lo que quería era que las vacas de su vecino, con el que mantenía una enemistad ancestral, saltaran por los aires.

Otros no tuvieron tanta suerte. Dilawar, un taxista, tuvo un ataque de ansiedad en 2002 y, para que callara, los estadounidenses le pegaron durante dos días hasta que lo mataron. El forense dictaminó en la autopsia que tenía las piernas "como si le hubiera atropellado un tren". Bagram también fue, posiblemente, la primera cárcel secreta de EEUU en su guerra contra Al Qaeda porque en sus enormes instalaciones había sitio de sobra para celdas con presuntos terroristas que oficialmente no estaban allí.

La base había sido el frente de batalla durante cuatro años entre los talibán y la oposición afgana, y estaba totalmente destruida. En el sótano de la parte usada como prisión había una bomba soviética de 200 kilos que no podía ser desactivada. Restos de aviones de combate soviéticos alfombraban las pistas, que tenían tantos cráteres de bombas que eran impracticables. Bagram no solo era estadounidense. También había en ella fuerzas internacionales, incluyendo españoles.

Al igual que la URSS en 1979, EEUU en 2001 pensó que su presencia en Afganistán iba a ser muy corta. Tan corta que el Pentágono tardó meses en instalar duchas en Bagram porque consideraba que no valía la pena. Nada más lejos de la realidad. Washington reconstruyó toda la base, transformó las tres pistas soviéticas en dos y, a principios de la década pasada, llegó a tener en ella a 40.000 personas entre militares y civiles.

Desde que la abandonó en 2021, Bagram parece tener poca actividad. Según Nazary, "ha sido visitada varias veces por equipos chinos para examinar las instalaciones estadounidenses, pero sin presencia militar permanente". La Fuerza Aérea talibán es mucho menor que la que tenía la república afgana que derrocaron.

Ahora, Bagram, la base creada sobre las ruinas de la ciudad que fundó Alejandro Magno para controlar el paso de Asia central al sur de Asia, podría jugar un papel definitivo en la geopolítica de siglo XXI. Esta vez no se trataría del control de Afganistán, como con la URSS y EEUU, sino de toda Asia y Rusia.