Una tormenta perfecta se cierne sobre un Milei cada vez más debilitado: "Sin la economía funcionado, el presidente es poco y nada"

Sep 22, 2025 - 00:00
Una tormenta perfecta se cierne sobre un Milei cada vez más debilitado: "Sin la economía funcionado, el presidente es poco y nada"

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En cuestión de unas pocas semanas, las expectativas en torno al Gobierno de Javier Milei dieron un drástico giro negativo. El presidente argentino está desconcertado y no exhibe capacidad de reacción ante la que se perfila como una tormenta perfecta: los mercados financieros la están dando la espalda, los escándalos de corrupción crecen en su círculo más cercano y hay señales de que parte del peronismo comienza a conspirar para que el líder libertario no termine su mandato.

"Sin la economía funcionando, Milei es poco y nada", explica a EL MUNDO el analista político Luis Tonelli, que destaca que "gobernar en Argentina es, básicamente, mantener el dólar estable, porque cuando el dólar comienza a volar es el descenso de los marcianos".

Y el dólar comenzó a volar en la tercera economía de América Latina, un asunto que es la primera preocupación del presidente, dispuesto a todo para evitar una depreciación del peso que le dé alas a la inflación, esa adicción de la economía argentina. Por eso, el Banco Central, con escasísimos reservas, vendió 1.100 millones de dólares entre el miércoles y el viernes para mantener a raya la cotización del billete verde. Más aún: Luis Caputo, el ministro de Economía, prometió vender todos los dólares que se necesiten para defender al peso, una afirmación que inquietó, porque la historia demuestra que tras esas bravuconadas hacia los mercados financieros el que perdió fue siempre el Gobierno.

Tan grave es la situación que Milei admitió públicamente que busca hacer realidad la promesa del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, durante su visita de abril al país: "Si Argentina lo necesita estamos dispuesto a utilizar el Fondo de Estabilización Cambiaria del Tesoro". Es decir, un préstamo directo desde el Ejecutivo de Estados Unidos, que se suma a los 20.000 millones de dólares que el Fondo Monetario Internacional (FMI) le prestó al Gobierno de Milei. Los medios argentinos hablan de 30.000 millones de dólares, y Milei tendrá oportunidad de conversar el asunto este martes con Donald Trump en Nueva York y el miércoles con Bessent en Washington.

Una excepcionalidad que se explica en el creciente ruido que emite la economía argentina. La Bolsa de Buenos Aires es la de peor rendimiento en lo que va de 2025, con una caída superior al 30%, los bonos argentinos pierden valor y el riesgo país llegó esta última semana a los 1.516 puntos, el más alto de América Latina, sólo superado por los 16.000 puntos de Venezuela.

Pero más allá de las inconsistencias del plan económico de Milei y de su cada vez más temerario ministro de Economía, la crisis del Gobierno es política. Karina Milei, hermana del presidente y secretaria general de la Presidencia, es eje de graves acusaciones de corrupción. El inquilino de la Casa Rosada, sin embargo, jamás se desharía de ella, algo que graficó Santiago Fioritti en Clarín: "¿Karina es la persona más influyente del Gobierno o, como ironizan algunos, es la que le cede la conducción de la economía a su hermano?".

Milei es él y su hermana. Sin hermana, todo indica que no hay Milei, enfatiza Tonelli, mientras La Nación revela escenas de misticismo del presidente durante una reunión con sus partidarios: "Equiparó este momento de su gestión con el éxodo judío y contó la historia de Naasón, el primero en entrar al mar Rojo, demostrando valentía y fe cuando los israelitas llegaron a la orilla, para que las aguas se abrieran hacia la prosperidad".

Tonelli cree que el presidente no tiene capacidad para cambiar y adaptarse a las nuevas circunstancias tras la dura derrota ante el peronismo dos semanas atrás en la provincia de Buenos Aires: "Milei no puede dejar de ser él. Con eso hablamos desde su estilo hasta su sistema de gobierno, donde la hermana es él. No hay fusibles, el fusible es Milei".

El analista alerta también de la incapacidad del presidente de dialogar con el diferente. La inusual táctica de Milei de maltratar e insultar a la oposición desde la debilidad de una hiper minoría en el Parlamento funcionó por un año y algunos meses ante el desconcierto y la buena voluntad de la oposición no peronista. Pero ya no, ya no surte más efecto. Los 24 gobernadores, cansados de las promesas incumplidas del presidente, contribuyeron en las últimas semanas a varias derrotas del Gobierno en el Congreso. Milei ya no controla la agenda política ni puede sacar adelante leyes. Y los Decretos de Necesidad y Urgencia con los que en buena parte gobernó están cerca de pasar a la historia, porque el Parlamento restringirá seriamente los poderes del presidente en ese sentido.

"Cuando creyó que la economía estaba arreglada y decidió sumergirse en la batalla cultural, se equivocó: traicionó a sus aliados y perdió el blindaje que tenía", detalla a este diario el politólogo Andrés Malamud.

Según los últimos sondeos, Milei -cuya imagen negativa es ya más alta que la positiva- perdió apoyo en las clases medias y medias bajas, así como entre los votantes de la extinguida coalición social-liberal Juntos por el Cambio, que en 2023 le permitió ganar la segunda vuelta frente al peronismo.

Así, cuando se acerca el segundo aniversario de aquella victoria, Milei cuenta con cada vez menos aliados y menos paciencia popular. Joaquín Morales Solá, uno de los analistas políticos más experimentados del país, señaló recientemente que sectores del peronismo "huelen" la debilidad del presidente y preparan "una emboscada": forzarlo a la renuncia, y también a la de la vicepresidenta Victoria Villarruel, para convocar a una Asamblea Legislativa y elegir presidente a uno de los suyos a dos años de haber perdido las elecciones.

"Quieren voltear al presidente y recuperar su negocio", alertó, exaltado, el ministro Caputo, mientras llamaba a apoyar al presidente en las legislativas del próximo 26 de octubre, a las que Milei se aferra con la esperanza de que un triunfo libertario -que es posible- cambie el escenario.

Aunque suene absurdo, no sería la primera vez que se da una conspiración de ese calado desde el peronismo: el radical (socialdemócrata) Fernando De la Rúa se vio forzado a renunciar en diciembre de 2001, a dos años de haber derrotado en las elecciones al peronista Eduardo Duhalde. Diez días después de esa renuncia, Duhalde asumió la presidencia. Duró un año y medio antes de ceder el testigo a Néstor (y Cristina) Kirchner para dar paso a 20 años de kirchnerismo.