Venus esconde "asteroides asesinos" invisibles que podrían destruir ciudades enteras

Venus podría estar ocultando un riesgo poco visible para nuestro planeta. Un nuevo estudio revela que existen asteroides que comparten órbita con nuestro vecino planetario y que, según simulaciones, podrían en ciertos escenarios acercarse lo suficiente a la Tierra como para suponer un peligro potencial de impacto, algunos con capacidad destructiva a escala urbana.
La investigación, publicada en la revista Astronomy and Astrophysics por científicos de la Universidad de São Paulo liderados por Valerio Carruba, ha identificado un preocupante punto ciego en nuestra vigilancia de objetos potencialmente peligrosos.
Asteroides coorbitales: una amenaza oculta
Hasta la fecha, los astrónomos solo han catalogado una veintena de asteroides que acompañan a Venus en su órbita, aunque sospechan que la población real podría ser mucho mayor.
Según las simulaciones, algunos de estos cuerpos celestes podrían medir entre 300 y 390 metros de diámetro y, en caso de impacto, liberar una energía estimada de entre 150 y 410 megatones de TNT, suficiente para generar cráteres de entre 2,2 y 3,4 kilómetros de diámetro y causar una destrucción a escala urbana.
Una de las razones por las que estos asteroides pasan desapercibidos es su ubicación en el cielo: solo pueden observarse brevemente tras el atardecer o antes del amanecer, cuando el Sol ya casi ha salido o acaba de esconderse. La luz solar los eclipsa, haciendo que incluso los más peligrosos permanezcan invisibles para nuestros ojos.
Además, sus órbitas caóticas complican aún más su rastreo. El llamado tiempo de Lyapunov –una medida de cuánto tiempo se puede predecir con precisión la trayectoria de un objeto– es de apenas 150 años para estos asteroides, lo que significa que sus movimientos se vuelven impredecibles más allá de ese lapso.
Simulaciones revelan trayectorias hacia la Tierra
Para estudiar su comportamiento, los científicos utilizaron simulaciones informáticas que rastrearon posibles trayectorias durante 36.000 años. Los modelos mostraron que algunas configuraciones orbitales, especialmente las de baja inclinación y excentricidad, pueden acercarse peligrosamente a la Tierra en los escenarios simulados, aunque estas órbitas siguen siendo caóticas y difíciles de predecir a largo plazo.
De hecho, según reporta Study Finds, en las simulaciones, cinco de las partículas de prueba llegaron a pasar muy cerca de nuestro planeta.
El problema es que muchos de los asteroides conocidos tienen órbitas alargadas, que facilitan su detección desde la Tierra. Pero esto ha generado un sesgo: es probable que haya una población más amplia con trayectorias más circulares –y más difíciles de ver– que siguen siendo potencialmente peligrosas.
Misiones espaciales: la solución para detectar asteroides
Frente a esta amenaza invisible, las soluciones también deben mirar más allá de lo evidente. Aunque el esperado Observatorio Vera Rubin, que comenzará operaciones completas en 2025, podrá detectar algunos de estos objetos, su capacidad sigue limitada por la cercanía del Sol.
Por eso, los investigadores insisten en que solo una campaña de observación desde el espacio, idealmente cerca de Venus, podría cartografiar esta población oculta de asteroides.
Entre los proyectos más visionarios figura CROWN, aún en fase de propuesta, que imagina una constelación de siete telescopios orbitando cerca de Venus. Los cálculos iniciales sugieren que un sistema así podría identificar casi todos los asteroides de riesgo en la región interior del sistema solar. Otro proyecto es la NEO Surveyor de la NASA, programado para lanzarse después de 2027, que observará desde un punto entre la Tierra y el Sol.
Mientras tanto, el estudio de Carruba y su equipo funciona como una advertencia científica: "Los coorbitales de Venus de baja excentricidad plantean un reto único, debido a las dificultades para detectar y seguir dichos objetos desde la Tierra".
Y hasta que tengamos los ojos adecuados para ver en la dirección correcta, podríamos estar ignorando una amenaza que orbita justo al lado de nuestro vecino planetario.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de Universe Today, Study Finds y Astronomy and Astrophysics.