Elena Regadera, estilista, analiza el cambio de estilo de Charlene de Mónaco: "Ahora muestra una imagen más cercana y accesible"

Decir que la Princesa Charlene de Mónaco se ha consolidado como una de las royals más influyentes en el panorama de la moda es evidente. Su maestría para combinar prendas de tendencias opuestas y su reciente evolución de estilo la han convertido en una fuente inagotable de inspiración, tanto en Europa como en el resto del mundo.
Al igual que sucede con casi todas las miembros de la realeza monegasca, ella se ha convertido en una de las referentes de moda que más aplausos ganan en cada aparición pública. Sin embargo, desde que saliera a la parrilla de interés mediático al anunciarse su relación con el príncipe Alberto, en 2006, y más aún, desde que después contrajeran matrimonio en 2011, sus looks se han transformado notoriamente. Incluso, después de 2020, su imagen volvió a experimentar otro rumbo.
Charlene, antes de 2020
"El estilo de Charlene ha experimentado una gran evolución y cambio de rumbo tras la pandemia," comenta la asesora de imagen y estilista Elena Regadera (www.elenaregadera.com) sobre este cambio de vestuario, señalando que antes su estilo era más "transgresor y rompedor". Y, es que durante años, tanto sus conjuntos, como su maquillaje y peinados se convirtieron en un laboratorio de experimentación. Esa osadía le valió una imagen atrevida y poco convencional, capaz de sorprender en cada aparición pública.
La metamorfosis ha sido evidente. Charlene de Mónaco ha optado por una estética más clásica, refinada y reservada, acorde con el papel que desempeña dentro de la Casa Grimaldi. "Hemos observado una evolución hacia una imagen más conservadora, sobria, tradicional, discreta y rígida," explica la experta. Una transformación que se adapta con naturalidad al protocolo de la realeza.
El eco de Grace Kelly
Su nueva dirección estilística evoca, a juicio de la estilista, a la memoria de Grace Kelly. Ese halo de perfección serena y discreta parece renacer en la imagen pública de Charlene de Mónaco, trazando un paralelismo casi inevitable con la legendaria actriz convertida en princesa. "Se acerca en gran medida a la imagen impecable de perfecta madre y esposa como lo era su suegra”, detalla Elena Regadera. Incluso en las grandes galas, donde antes destacaba por su originalidad, ahora apuesta por la fluidez, la feminidad y una estética “más dulce y tradicional”.
Hoy, el armario de Charlene se caracteriza por su serenidad cromática, por un vestuario que deja claro que la discreción no está reñida con la sofisticación". Su armario actual se define por colores neutros, pastel, blanco o negro," confirma Elena Regadera.
Además, los vestidos midi de líneas suaves y los trajes sastre impecablemente cortados son ahora piezas clave de sus elecciones diarias. Eso sí, siempre y cuando sean de "formas suaves, sin escotes, poco ajustadas, y sueltos," puntualiza la estilista, destacando también los estampados clásicos como las flores frente a los tonos vibrantes que antes solía lucir. Pero la elección del calzado tampoco es casual: "El calzado que luce es casi siempre plano. Apuesta, sobre todo, por bailarinas, que permiten que no supere la altura de su marido," explica. Una decisión tan práctica como simbólica.
Conexión con el público
El estilo de Charlene no solo marca tendencia, sino que construye un puente emocional con quienes la siguen. Esa combinación de cercanía y sofisticación ha hecho que muchas mujeres encuentren en ella un referente aspiracional y a la vez accesible. "Se percibe en la elección de sus looks su pasión por la moda," señala Elena Regadera, subrayando que esa devoción por el universo del textil se traduce en una propuesta de estilo realista y alcanzable.
Pero la conexión de Charlene con el público se profundiza a través de varios factores que trascienden la moda. Más allá de marcar tendencia, construye un puente emocional con quienes la siguen. Su historia personal, marcada por su adaptación a la Casa Grimaldi y los desafíos de salud que enfrentó, genera una profunda empatía.
El público ve en ella a una mujer que ha pasado de proyectar cierta vulnerabilidad a una nueva serenidad y fuerza interior. Esta transformación, manifestada en su estilo, es un relato de superación que inspira. Además, sus orígenes como nadadora olímpica le otorgan una imagen de disciplina y fortaleza, una identidad propia, y un pasado diferente, que la distingue de otras royals.
Aún hay más, pues además, que sea una de las princesas que más comprometidas están públicamente con las causas sociales es un fenómeno que también le hace ganar la empatía del mundo. Este compromiso refuerza su papel como figura admirada y respetada. "Muestra una imagen cercana y accesible para las seguidoras de su estilo," indica la experta.
Cada una de sus apariciones es hoy una lección de cómo vestir con serenidad sin renunciar al impacto visual. Un equilibrio que la coloca en la cima de la elegancia contemporánea. "La Princesa Charlene en cada una de sus apariciones muestra un dominio absoluto del lenguaje de la moda," asegura Elena Regadera. "Su look transmite fuerza, seguridad y una elegancia contemporánea que no necesita artificios," explica Regadera.
La clave de su éxito reside en la atemporalidad, la calidad de los tejidos y una sofisticación regia que nunca pasa de moda. "Las claves de su estilo actual son: Colores neutros y empolvados, prendas atemporales y de gran calidad de tejidos, cortes elegantes y clásicos y la sofisticación royal siempre presente," finaliza la estilista. Así, Charlene de Mónaco escribe un nuevo capítulo en su historia de estilo: un relato que transita de la audacia vanguardista a la elegancia eterna, con la impronta inconfundible de una auténtica Princesa.