Polonia señala a Rusia como autora del sabotaje ferroviario: identifican a dos presuntos autores ucranianos
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Los servicios de Inteligencia rusos están detrás del sabotaje contra los ferrocarriles polacos que dañó una vía en una ruta hacia Ucrania durante el fin de semana. Al menos eso es lo que apuntan los indicios recabados hasta la fecha, explicó hoy martes un portavoz del ministro de Servicios Especiales de Polonia. Se ha identificado a dos presuntos autores: ambos son ucranianos que han colaborado con la inteligencia rusa y que ya han huido a Bielorrusia, según el Gobierno.
Polonia es el principal corredor terrestre de ayuda militar y humanitaria hacia ucrania. Por sus nudos ferroviarios pasan munición, repuestos, combustible y material sanitario con destino al frente, además de buena parte del tráfico de evacuación médica y de rotación de personal. Desde que sufrió ataques de drones rusos en septiembre, la sensación de peligro ha aumentado en el país.
"Ustedes saben quienes encargaron [el sabotaje] —y todo indica que se trata de los servicios de inteligencia rusos— estarían muy interesados en saber hacia dónde se dirigen las diligencias llevadas a cabo por la policía y los organismos de seguridad interna", dijo Jacek Dobrzynski, que declaró a los periodistas que las autoridades estaban "recabando pruebas, reuniendo información y verificando los datos que han reunido hasta el momento". Es la primera vez que un funcionario de los servicios de seguridad de Polonia hace públicas sus sospechas de que Rusia estaba detrás de la explosión del domingo, que el primer ministro polaco, Donald Tusk, calificó de "acto de sabotaje sin precedentes".
Polonia ha identificado a dos personas responsables del sabotaje en su ferrocarril, informó el primer ministro Tusk, que agregó que se trata de ucranianos que han colaborado con la Inteligencia rusa y que han huido a Bielorrusia por el paso de Terespol. Según medios polacos, ambos habían entrado desde Bielorrusia; uno de ellos ya fue condenado en Leópolis por actos de sabotaje, y el otro procede de Donbás.
Este caso encaja en un patrón creciente: Moscú recurre a colaboradores no rusos —a menudo ucranianos, bielorrusos o ciudadanos del país objetivo— reclutados para "trabajos de una sola vez". En algún caso se trata de colocar artefactos explosivos, otras veces simplemente provocar incendios o recabar datos. La captación suele hacerse vía Telegram, con pagos modestos y promesas de impunidad. Autoridades y analistas en Europa han documentado esa táctica en los dos últimos años. Ya en 2023 los polacos desarticularon redes que planeaban atacar trenes con material para Ucrania. Este año los tribunales polacos han dictado condenas a ucranianos por preparar sabotajes a favor de Rusia. La policía y la fiscalía polacas han denunciado una campaña híbrida que combina espionaje, incendios provocados y ataques a infraestructuras.
Varsovia insiste en que su red sigue operativa, pero señala que el incidente pretende probar la resiliencia de un sistema que conecta puertos bálticos y bases de la OTAN con los cruces fronterizos hacia Ucrania. Cualquier ataque a la red —aunque sea localizado— es visto hoy como un intento de interrumpir cadenas logísticas, encarecer y ralentizar los envíos y obligar a desviar convoyes por rutas más largas y vulnerables.
El Gobierno celebró el martes por la mañana una reunión extraordinaria de su Comité de Seguridad Nacional con la participación de comandantes militares, jefes de los servicios y un representante del presidente para analizar el ataque.
Según la investigación preliminar, la explosión del fin de semana dañó un tramo de vía en una ruta con dirección a Ucrania, obligando a cortar temporalmente la circulación en ese punto. También hubo que aplicar límites de velocidad y desviar o espaciar el tránsito de trenes hasta verificar la integridad de la infraestructura. Los equipos técnicos trabajaron en la inspección de traviesas, anclajes y señalización, mientras la fiscalía y la agencia de seguridad interna recogían restos para determinar el tipo de artefacto y el modus operandi.
La instrucción se centra en si hubo reconocimiento previo de la zona y apoyo logístico in situ, lo que encajaría con un patrón ruso de sabotajes de baja intensidad orientados a causar disrupción más que destrucción masiva.
Polonia lleva meses blindando nudos ferroviarios, depósitos y subestaciones, y esbozando rutas alternativas, cuadrillas nocturnas de mantenimiento y equipos de respuesta rápida. La sociedad polaca ha asumido que el riesgo no es excepcional, sino sostenido en el tiempo: la presión rusa va a durar. Pese a las cuitas internas por el coste de la guerra o por el impacto en el sector agrícola, las encuestas siguen mostrando un apoyo mayoritario a Ucrania y a mantener la presión sobre Rusia.
Varsovia aspira a que este caso alimente la coordinación europea contra operaciones hostiles: intercambio de inteligencia, estándares comunes de protección y tipificación más severa de actos de sabotaje ligados a servicios extranjeros.
Aunque el gran nudo de entrada de asistencia occidental ha sido el aeropuerto de Rzeszow-Jasionka, este tramo del sistema logístico polaco se apoya también en la red ferroviaria hacia Lublin y Dorohusk.
El sabotaje parece la continuación del ataque con drones en el este polaco en el mes de septiembre. La noche del 9 al 10 de septiembre el este de Polonia se sobresaltó con una incursión masiva de drones en el espacio aéreo polaco, que obligó a cerrar temporalmente varios aeropuertos. Polonia y aliados de la OTAN dispararon contra los drones, marcando un nuevo hito en esta escalada de tensión.
Varsovia anunció en octubre que Polonia y Rumanía habían detenido a ocho personas sospechosas de planear sabotajes en nombre de Rusia. Polonia está en el punto de mira de Rusia y de su propaganda. La tele rusa habla con frecuencia de borrarlos del mapa. Figuras señaladas del 'putinismo' señalan como el siguiente enemigo a los polacos, que han reforzado su ejército y han enviado a Kiev artillería, tanques, misiles y vehículos.