Los 'tories' británicos copian las políticas de Farage en un intento de evitar la extinción

Oct 6, 2025 - 00:00
Los 'tories' británicos copian las políticas de Farage en un intento de evitar la extinción

Actualizado

La semana pasada los laboristas británicos se reunieron en Liverpool para su Conferencia anual (el equivalente de un Congreso de un partido español), bajo un signo ominoso: no solo el ultranacionalista y 'eurófobo' les sacaba más de diez pintos en las encuestas, sino que, además, la mayoría de sus votantes querían que el líder del partido, Keir Starmer -que es también el primer ministro- se fuera.

Para los conservadores, que este domingo abrieron su Conferencia, los problemas de los laboristas son motivo de envidia. Ellos van 17,4% puntos por detrás de Reform UK. Y sus votantes quieren que su líder, Kemi Badenoch, sea reemplazada. Pero no por ningún otro conservador, sino por Nigel Farage, el fundador y líder de Reform. Nueve puntos de ventaja lleva Farage a Badenoch en las encuestas. El único consuelo para la líder conservadora es que a sus rivales en la dirección del partido les saca todavía más: entre 14 y 20. Así pues, no hay peligro -por ahora- de que nadie le quiera quitar el cargo a Badenoch. Pero no tanto por falta de ganas, sino porque parece una posición destinada a gestionar un fracaso para la Historia.

Que los votantes de un partido quieran que su líder sea el de otro partido indica que las cosas van realmente mal (para el primero de ellos, evidentemente). Así que la Conferencia comienza bajo la sombra del peligro de extinción del "partido natural del Gobierno", que es como los conservadores gustan de autocalificarse, dado que, en sus 193 años de existencia, han ejercido el poder durante 135, o sea, un brutal 71,1% de ese periodo. A este paso, los próximas elecciones, que en principio deberían ser en el todavía lejano 2029, serán las del reemplazo conservador por Reform-UK. Si ése fuera el caso, sería la primera vez que cambian los jugadores en el bipartidismo británicos desde que en 1925 los laboristas liquidaron al Partido Liberal y lo mandaron a la tercera posición, lago que en un sistema electoral como el del Reino Unido significa caer en la irrelevancia absoluta.

Así que, si los laboristas declararon la semana pasada a Reform UK su verdadero rival en la carrera hacia el despacho de primer ministro, ahora es el trino de los conservadores, si bien en este caso más por motivos de supervivencia que de poder. El partido de Starmer centró su mensaje en el endurecimiento de la lucha contra la inmigración ilegal, que es prácticamente el único eje del programa de Reform UK. El de Badenoch ha ido más lejos.

Los primeros mensajes 'tories', lanzados ayer domingo, apuntan a que la estrategia conservadora para combatir a Reform es... igualar a Reform. A su vez, eso se reduce a dos cosas: romper los lazos que quedan entre el Reino Unido y el resto de Europa y establecer una política de lucha contra la inmigración 'trumpiana'.

En el primero de esos apartados, el Partido Conservador ha anunciado que, si gana las elecciones, el Reino Unido abandonará el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, una instancia judicial anterior a la Unión Europea, de la que forman parte más de 40 países, lo que significa naciones que no están en la UE. Sus decisiones han obligado a varios Gobiernos conservadores a dar marcha atrás en sus políticas inmigratoria y penitenciaria, lo que ha desatado una oleada de críticas por su supuesta injerencia en la soberanía británica. Paradójicamente, cuando fue elegida como líder 'tory', hace un año, Badenoch criticó duramente la promesa de Farage de salir del Tribunal si llega al Gobierno algún día, lo que entonces parecía muy difícil y hoy suena a casi inevitable.

La segunda propuesta conservadora es crear una fuerza de seguridad similar al ICE, la policía de fronteras y anti inmigración de EEUU, que se ha convertido en el eje de la política de Donald Trump y que ha sido acusada de numerosas violaciones de los Derechos Humanos, por su brutalidad en los arrestos, su frecuente recursos a la violencia, y la detención de ciudadanos estadounidenses, en parte gracias a la reciente sentencia del Supremo de ese país que permite el arresto de sospechosos de inmigración ilegal basándose solo en su aspecto físico o racial.

El plan de Badenoch prevé que esa policía tanga un presupuesto anual de 1.600 millones de libras (1.850 millones de euros). Esa fuerza policial tendría una misión tan simple como impresionante: expulsar cada año a 150.000 personas del Reino Unido. Es una cifra enorme porque en el Reino Unido hay entre 700.000 y 1,2 millones de inmigrantes sin papeles.

La otra para de la estrategia de Badenoch es la de todo líder en aprietos: pedir paciencia. "He dicho que voy a hacer política de una manera diferente, y eso significa tener paciencia y tomarnos nuestro tiempo hasta que tengamos las cosas claras", declaró ayer a la cadena de televisión pública BBC. Al menos, la líder conservadora tiene la ventaja de que, si bien su liderazgo es débil, nadie lo quiere por ahora. Otra cosa es que, a medida que se acerquen las elecciones, su permanencia en el cargo correrá peligro. Pero para eso aún quedan tres o cuatro años.

El Partido de Disraeli, de Churchill, de Thatcher (pero también de Chamberlain y del 'Brexit', que abrió una falla que está en el origen de la actual crisis) está viviendo una demolición a cámara lenta. La única baza de Badenoch, así, es ser más 'faragista' que el propio Nigel Farage para tratar de salvar de la extinción al 'partido natural del Gobierno'.