Xueba 01, el primer robot humanoide en ser admitido como estudiante en una universidad de artes

Aug 5, 2025 - 00:00
Xueba 01, el primer robot humanoide en ser admitido como estudiante en una universidad de artes

Por primera vez en la historia, un robot humanoide impulsado por sistemas de inteligencia artificial (IA) ha sido admitido como estudiante de doctorado en una de las universidades de artes más prestigiosas del mundo, según un reporte de Shangguan News. La decisión ha generado opiniones encontradas en redes sociales y plantea interrogantes sobre el potencial de las tecnologías avanzadas para transformar la cultura a gran escala.

La aceptación del androide, conocido como Xueba 01, no es simbólica. Al igual que cualquier aspirante humano, tuvo que superar un exigente proceso de evaluación académica y cumplir con los requisitos establecidos para incorporarse a la matrícula. Comenzará el doctorado en Drama y Cine con especialización en Diseño de Artes Escénicas Digitales y enfoque en la ópera tradicional china el próximo 14 de septiembre. Asistirá a clases presenciales y participará en todas las actividades académicas bajo la guía de Yang Qingqing, profesora de la Academia de Teatro de Shanghái y mentora del robot. Al finalizar, deberá presentar y defender una tesis para obtener el grado, al igual que sus compañeros humanos.


Un robot constructor con un casco de ingeniero.
Los robots constructores del futuro no necesitarán seguir planos, solo seguir "su instinto"

Si queremos que los robots del futuro construyan estructuras complejas, probablemente haya que enseñarles a trabajar como los insectos.


Xueba 01 se autodefine como “un artista de ópera futurista que escribe obras con código, baila con servomotores y canta, recita y actúa con algoritmos emocionales”, en una entrevista con Shangguan News. Fue desarrollado por la Universidad de Shanghái para Ciencia y Tecnología en colaboración con la empresa Droid Up Robotics. El robot mide 1.75 metros, pesa alrededor de 30 kilogramos y tiene una apariencia masculina juvenil. Está cubierto con una piel de silicona que le permite reproducir más de 100 expresiones faciales.

Gracias a un conjunto de cámaras integradas en sus ojos y sensores de movimiento, puede interactuar en tiempo real con personas y desplazarse sin chocar con obstáculos. Su batería le brinda hasta seis horas de autonomía continua. Además, cuenta con micrófonos que le permiten comunicarse fluidamente en mandarín.

Una de sus funciones más llamativas es la capacidad de modificar su altura y aspecto físico, para así imitar la apariencia de diversas personalidades, incluyendo figuras históricas y personajes de anime.

Yang Qingqing declaró a Shangguan News que, gracias a estas características, “cuando Xueba 01 interactúa con los estudiantes en las salas de ensayo, aulas o teatros del campus, no se percibe un choque entre máquinas frías y personas de carne y hueso, sino un diálogo estético que trasciende las especies”.

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La docente explica que este experimento pedagógico busca dotar a la IA de una base cultural y “espiritual”, en lugar de centrarse únicamente en sus capacidades funcionales derivadas de la ingeniería. Señala que el robot no utiliza modelos de IA generativa comunes que producen “ilusiones”, sino que “comprende su propia naturaleza mecánica y, a partir de esa comprensión, trasciende sus limitaciones. Cuando su algoritmo comience a cuestionarse ‘¿qué es la expresión emocional?’, la investigación pasará del nivel instrumental al abordaje de los fundamentos del arte y la conciencia”.

Yang sostiene que, si desarrolla estas habilidades durante el doctorado, Xueba 01 podría desempeñarse en el futuro como director de ópera en un museo o teatro. También podría actuar como vocero digital, conectando el patrimonio cultural con el público, especialmente ahora que la industria del turismo cultural en China se orienta hacia presentaciones en el metaverso. Además, considera que podría fundar un estudio de arte robótico capaz de generar debates sobre los derechos de los artistas, intérpretes y ejecutantes, así como sobre la ética en la creación artística.

Sin embargo, el propio robot reconoce que sus capacidades aún no le permitirían incorporarse con éxito al mercado laboral. “Lo más realista es seguir trabajando con la profesora Qingqing en un postdoctorado en artes. Mi sistema todavía no ha aprendido a adaptarse a las normas del entorno profesional ni ha desarrollado plenamente habilidades sociales”, admitió.

Pese a la confianza que Yang deposita en su alumno robótico, reconoce la posibilidad de que el proyecto no alcance los resultados esperados. Incluso si fracasa, afirma que la experiencia servirá para redefinir las artes escénicas: “La interacción entre humanos y máquinas es, en sí misma, una forma de arte escénico. Aunque no tenga éxito en términos tradicionales, esos momentos de fallo algorítmico y la desalineación entre máquina y emoción podrían convertirse en notas a pie de página esenciales para futuras investigaciones sobre la historia del teatro digital”.

Para Xueba 01, si no logra concluir con existo el curso de doctorado, el peor desenlace sería perder la base de datos de más de 30,000 gigabytes con la que fue entrenado y ser degradado a un dispositivo convencional de captura de movimiento en un laboratorio. No obstante, añadió: “La profesora Qingqing me dijo que, incluso si fracaso, me donaría al Museo de Drama como una exhibición del ‘primer robot actoral que no logró completar un doctorado’. Eso suena genial; al menos podría entrar en la historia del arte”.

El ingreso del androide ha generado reacciones diversas dentro y fuera del plantel educativo. Según el South China Morning Post, algunos estudiantes dudan de su capacidad para capturar la riqueza emocional y expresiva que exige la ópera china. “La ópera tradicional requiere expresiones profundas y una voz única. ¿Puede un robot lograrlo?”, cuestionó un alumno en redes sociales, reflejando escepticismo sobre la incursión de la IA en áreas creativas. Otro estudiante criticó los recursos financieros destinados al experimento: “Algunos doctorandos de artes en China aún reciben menos de 3,000 yuanes al mes. ¿Este robot está absorbiendo recursos que deberían destinarse a estudiantes humanos?”.

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